17 diciembre 2014
Como un ángel caído del cielo la vi a ella, era un encanto de mujer, iba adornándose en el baile como si fuera la misma profesora de francés de cuarto bachiller del 63, pequeña pero hermosa, ella estaba allí acompañando a una chica de unos cuarenta con un aire feliz como siempre muestran esa alegre muchachada de los del mal de Down.
La chica, más bien las dos, se movían a un ritmo sin control, sin ninguna gracia aparente, pero la belleza estaba en el cariño que mostraba la pequeña, observada en silencio por su serio y tímido marido, la cual cogía por el brazo, en gesto cariñoso y de acompañamiento a la de del Down, mientras la hacía dar a ésta, vueltas y vueltas al ritmo de cualquier nota que le entonase el encargado del ruido musical.
Un Mundo feliz que hace que lo sea gente como mi emuladora de la profesora de Pigalle y que es, también, coyuntural y pequeña vecina de “tablao”. Un honor.
Gracias por pasarte por nuestro blog y por la palabras. un honor el conocerte
ResponderEliminarGRACIAS A VOSOTROS, AMAYA, POR SER COMO SOIS.
EliminarUN ABRAZO-E.