22 julio 2015
Más lágrimas propias del verano que de mi inmoderada e inaplazable, vejez …
Alguien me dice esta mañana: “La tele no obliga, si no te gusta cambias el canal”. Claro, pero el problema no es ese, yo en lugar de cambiar de canal, lo que hago es no abrirla nunca salvo para ver mi fútbol, para ver las películas de ONO-MGM o las de las tardes de fin de semana en A3 o en la 63. El problema lo tengo cuando salgo a la calle y tengo que relacionarme con alguien al que le han enseñado que ese es un buen sistema, sí, el de convertirse en un icono de los DeLuxe Televisivos como medio de vida. ¿Ejemplos? … ahí van algunos:
- Una moto que pasa a toda leche entre dos peatones en un “cebra”,
- el tipo que se cuela en la cola del quiosco y nos manda a lo que cae del culo de su perro si le dices algo,
- a ese que coge carrera por la arena para tirarse al mar atravesando filas de tumbados y tranquilos bañistas,
- al que me sirve el café que cuando le digo que está aguado porque le ha perdido el ojo, te puede contestar cualquier cosa,
- al vecino que no me espera en el ascensor cuando entro en el rellano del garaje aunque me haya visto,
- al dieciochoañero de la bicicleta que baja a toda leche por la acera donde tiene la salida mi garaje y, a pesar de que salga yo con todo el sigilo del mundo, al asomarme me diga “cabróoooon”,
- al que pone los pies encima de la silla de enfrente en el autobús y no los quita aunque te vea de pie y con idea de sentarte,
- al que circulando con un coche negro y pequeño pone la música a cien y baja los cristales de las ventanas para que lo oigamos bien, aunque sean las dos de la madrugada y estés en la Calle Gerona, en pleno centro de la City,
- al vecino del edificio de enfrente que todas las mañanas para su coche en medio de la calle y con puerta abierta, delante de los contendores de basura y mientras todos quedamos condenados a ver su modélica gestión, baja y deposita en la gris una enorme y única bolsa, en modélico y ejemplar gesto de buen reciclaje
A todo eso me refiero. Creo que aún y no teniendo de todo ello la culpa esos dichosos DeLuxe de las TV, al final, por una u otra razón, acaban afectándome a mi y a todos ¿verdad? – De momento, mientras alguien no ponga coto al asunto, seguiré aplicándome con el mando a distancia de la TV y mandándole cartas al Dios de la Educación que todo lo puede, para que vuelva de sus ya muy largas vacaciones y así pueda aclararles a quienes mandan sobre lo que es, precisamente, la Educación.
Hola. hay toda una generación que pertenece y actúa con las descripciones que acabas de señalar y compartir. Les falta educación, modales y civismo pero la culpa no es toda de los medios de comunicación porque es fácil cambiar de canal o directamente apagarlo. Para mí toda la culpa la tienen los padres de esas criaturas que los dejan horas enteras viendo esos programas y no los educan... seguimos en contacto
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Marta ... tengo algunos jóvenese amigos que me dicen que no pueden con ellos, que la sociedad, los medios de comunicación, las nuevas TCI y el propio modelo educativo actual, no les ayuda ... ¿¿¿???
Eliminar