17 agosto 2015
Levantarse un lunes cualquiera, tras una largo fin de semana muy toledano, es algo tan agradecido como agridulce. El cuerpo anda por las tinieblas del dolor y el arrepentimiento, mientras el alma sonríe pensando que esos puntos del carnet de la salud perdidos en esas noches de alegrías, perturbación paisajística y mucho canto, fue un tributo realmente válido. Cuando mas abatido estás, mas piensas en todo aquello que vives y que has vivido, felizmente y que, también, sin darte cuenta, poco a poco, no hace mas que llevarte a morir cada día un poco, dulcemente, felizmente, si, un feliz e indispensable sacrificio.
Anoche, aprovechando la endeble posesión que ejerzo sobre mis emociones, me hicieron un regalo que llegó muy adentro. Gracias Elton:
Las noches toledanas siempre son frías, Enrique. Creo que las llevamos pasando largo tiempo pero ¿sabes qué? Pues que las jodan, que las joda un pato viudo que el regalo de Elton John también es vida que tenemos que disfrutar. SURSUM CORDA, QUERIDO AMIGO.
ResponderEliminarUn abrazo infinito, Enrique.
Hoy estoy muy emocionado, amigo Antonio, ... yo también te quiero ... SURSUM CORDA, maestro
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