Fotografía de Pawel Tomaszewicz
17 noviembre 2015
“Mira, Enrique, no quisiera molestarte, pero eso de que todo se puede conseguir si se lucha por ello, que todo tiene remedio y que las enfermedades raras no son incurables, es pura utopía, amigo. Las cosas son como son y hay que afrontarlas así, cuanto antes lo entendamos, antes nos acostumbraremos a ellos” – Así me despedía mi amigo Arturo esta madrugada, tras una larga charla sobre el bien y el mal, lo divino y lo humano, lo posible y lo imposible y hasta sobre la existencia de una vida más allá de la que “sufrimos”. No le respondí, me sonreí, le di una palmada en la espalda y me d¡luí entre las gentes que pasean por la Playa. Sería imposible explicarle a Arturo que la utopía para muchos no es, tan solo, un clavo ardiendo donde agarrarse, la utopía es un objetivo que perfecciona nuestro modo de vida cuando se trata de no perder la fe en los métodos de supervivencia, de no resignarse a la voluntad del mal y, desde luego, a no dejarse llevar por el derrotismo que impone ese especial estado con que quiere derrotar ese maldito gen a todos aquellos que lo sufren. No, no lo podría entender, ni él, ni muchos que afortunadamente no lo sufren y que nunca entenderán que renunciar a la lucha es dejarse “morir”. Viva la utopía, en ella creo, con ella vivo.
enriquetarragófreixes
la quimera
ResponderEliminarla utopia
seguis soñando y me parece fenomenal
bueno yo tengo pesadillad nunca sueños
y,,,,contame en la oreja ¨¿cual es tu Utopia?
Ay, Mucha, mi utopía es ... quererla ... vivo con ella.
EliminarUn abrazo muy fuerte