22 diciembre 2015
Me encontré a "EfeJota" y al verme, se quitó las gafas, se quedó mirándome y con grandes aspavientos comenzó a gritar: "Enrique, pero si eres tú pedazo de cabrito, fotre, creí que ... bueno, creí que ya no estabas aquí". Luego fue contándome cosas sobre éste o aquél, de lo malo o lo bueno que era o eran, de las putadas que le hizo a éste a uno u a otro y fue vomitando toda esa mierda propia de quien ha estado toda la vida intrigando en lugar de dedicarse a trabajar. Luego me contó que a él le va como a nadie, que ... "sí, yo hice lo que algunos no quisisteis hacer, lo sé, sé que me pondríais como un cerdo, ¿pero qué?, cobré mis comisiones pero lo hice bien, la Empresa nunca se enteró aunque sospechara, pero cuando me jubilé me llevé a casa lo mismo que tú ... una mierda. Pero gracias a esas comisiones ahora vivo de puta madre, Enrique. No pueden criticarme porque, mira, a los demás lo hayáis hecho o no, os dirán lo mismo que dirán de mi. Por tanto, si dicen que te tiras a la mujer del coronel y no lo haces, lo mejor es hacerlo, así cuando lo digan acertarán". Y con un abrazo de ruidosas palmadas en la espalda, mi excompañero "EfeJota", se fue al tiempo que una impresionante muchachita, de unos cuarenta y pocos, de ancha colita y tez morena, saliendo de la frutería le decía ... ¿Nos vamos miamol?
Moraleja: No le hables a nadie de lo que piensas o lo que dicen de éste o de aquél ... salvo que el nadie esté muerto.
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