07 diciembre 2015
Instalarse a la sombra de aquello que nunca te pueden quitar, sentir que siguen ahí, que tus sentimientos se mantienen cuasi intactos ante ellos ... ante tus recuerdos; pensar que quizás no seamos dueños de nuestro futuro aunque nos sorprendan cuando aparecen y mucho más si lo hacen inesperadamente cuando pasas por delante de esa tienda donde venden todo tipo de viejos artilugios de música o por esa feria popular Navideña con sabor a Fiesta, a infancia y a un ya rancio e inefable sentir; luego, mientras haces ver que duermes, sentado en el sofá, manta hasta el cuello, agradeces que la vida te regale sus ganas de tumbarse junto a ti, primero y de despertarte, después, de esos cinco enanos que hacen que tu futuro se mezcle con el tuyo, con el de hoy, el de ayer y con ese largo y hasta puede que eterno mañana que me espera.
Me encanta saber que puedo hacerlo ... recordar, vivir y pensar ... todo a la vez ... y con todos ellos.
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Hola. totalmente de acuerdo con tus pensamientos... la familia es lo mejor que tenemos y lo que nos permite vivir y compartir todo con ellos. Seguimos en contacto
ResponderEliminarAsí es, Marta, a veces nos cuesta enterarnos de que es así.
EliminarUn abrazo-e
Yo tardé mucho años en saberlo etarrago. y ya era muy tarde.
ResponderEliminarLM
Lo siento, LM, no obstante, te diré que nunca es tarde ¿Lo has vuelto a intentar?
EliminarLa familia nos devuelve tiempo primero y después, nos perpetúa.
ResponderEliminarPreciosa reflexión, como siempre, Enrique.
Gracias EmeM ... ya sabes, la culpa es del teclado que se conecta con mi sentir.
EliminarUn abrazo