lunes, 18 de abril de 2016

Mis amigos ¿Qué haría yo sin ellos?

Fotografía de Jean-Philippe Charbonnier

18 abril 2016


Te pones a buscar soluciones a todas tus actividades del día y, zas, no lo puedo evitar, tengo toda la prisa del mundo y todo eso, pero me tengo que parar, me encuentro con ese amigo de los 90 que en General Shelly, pasábamos las noches más largas de nuestra vida y las de cualquier terráqueo normal, en aquella época. Es increíble la capacidad creativa que genera en mi interlocutor esa pequeña frase hecha, lanzada de modo cortés y protocolaria, solo un simple “¿holaquetal?” genera media hora de incontenible verborrea que se me hace insufrible, no por la decadente y aparente poca gracia de mi interlocutor, lo es por la prisa que tengo y porque, seguramente, soy un egoísta. No puedo ni meter baza, ante un “tengo aquí un bulto”  que puedo colocar en la conversación, mi amigo me muestra veintidós bultos, señales de su operación de cadera, tres hernias discales, una cicatriz que le parte el pecho y hasta me saca las pastillas para ponerse debajo de la lengua pues ya lleva tres operaciones de corazón y un marcapasos. 

Al rato, y una vez veo que ya no llegaré a tiempo a mi cita en el Banco, me doy cuenta de que soy un egoistón, de que solo me interesa lo mío cuando mi amigo está necesitado de que alguien le escuche. Entonces, dando por perdido mi protocolo agendario de esta mañana, propongo que tomemos un café juntos, le cojo del brazo y entramos en el primero de la primera esquina, me dedico a simular atención e, incluso, se la presto, mi amigo cuenta cosas curiosísimas, me dedico a escucharle y observo que no dice tantas tonterías como pensaba, veo que está muerto de miedo porque la vida se le escapa, escucho que sus hijos están pasando una mala racha y que alguno hasta ha vuelto a vivir con ellos para quedarse para siempre y hasta se ha traído con él - en señal de amor paternal incorregible - a su nueva y flamante mujer y a su niña de tres años fruto del primer matrimonio. Me cuenta, también, que sus nietos - los de sus dos hijas - han tenido que dejar de ir a Jesuitas para pasarse a otro Municipal estupendo y que, claro, para reolver el mundo, el suyo, su mujer se dedica al milagro del increíble estiramiento de la pensión pues ahora dan de comer a casi todos. Ella, la que hace milagros con la pensión, tiene un millón de dolores y prefiere que él salga solo a pasear ya que la fibromialgia y la artrosis no le dejan moverse con facilidad, y así, tras un y otro "pues mira, Enrique"… y hasta un millón de ellos más que, bien escuchados, empiezan a saberme a gloria bendita, a lección de vida ... una vez más, tanto que hacen muy válida aquella frase que nosequién dijo alguna vez sobre lo de que en las escuelas no se enseñaba ni a hablar, ni a escuchar, y especialmente a  lo último, a escuchar.

Al rato, me he dado cuenta que él tenía los ojos algo menos tristes y muy brillantes y, como ya hacen demasiados de mis amigos - pues debo oler a carne de cadáver - al despedirse, me ha echado un abrazo muy largo y dos mil palmadas en la espalda de modo que casi me rompe las gafas que siempre llevo colgadas en el primer botón de la camisa, consiguiendo, a la vez, que aflore el moquillo feroz que siempre asoma por la nariz en los momentos más inoportunos. Luego se separa y otras veinte palmaditas, ahora en la cara, y con un cariñoso: “Estás echo un chaval, mamonazo, dale un abrazo a tu niña”, él se marcha a lo suyo, tan feliz y ya dos pasos más allá, culmina su discurso con esa despedida tan levantina de siempre ... "Venga chaval, un día te llamo y nos hacemos un arroçet" ... aunque sabes que nunca lo hará pero que lo volverá a decir la próxima vez que te lo encuentres. 

Ay, dios mío, mis amigos son como son, claro ... ¿Pero qué haría yo sin ellos?







18 comentarios:

  1. Qué lección de generosidad nos das, amigo Enrique, qué lección...
    Bravo por ti. Qué afortunados los que te tienen cerca y pueden aprender de ti día tras día.
    BEsos.

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    1. Gracias, Eme, no me lo merezco pero me encanta que me digas todas esas cosas tan bonitas sobre mi y mi comportamiento.
      Eres un encanto y una buena amiga.
      Un brazo muy fuerte.

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  2. Eres una gran persona, Enrique. Sin más. Adorable.
    Besos, amigo

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    1. Creo que tú también lo eres querida Celia ... querida licenciada y artista. Ya ves, sigo impresionado con tu currículum.
      Feliz noche, amiga.

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  3. Tus amigos son como los de todo el mundo, porque el género humano es así, pero... eso ¿qué haríamos sin ellos?

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    1. Me gusta que te sorprenda la pregunta Tracy ... yo añadiría alguna más: ¿Sin amigos hay vida? ¿Existe el compañerismo sin amistad? ¿Hay amor sin ese sentimiento de amistad que tanto nos inculcaron en los colegios de los clásicos de la literatura, de la música? ¿Sin amigos hay equipo o solo se tira de la cuerda para sobrevivir? - Yo puedo afirmar, amiga Tracy, que la vida sin amigos es posible, claro, pero es una vida sin calidad.

      Un abrazo de martes, amiga

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  4. Enrique, que maravilloso relato real como la vida misma.
    Tus relatos tan bien construidos, tan humanos y divinos a la vez, son como una caricia para el alma.
    ¡Gracias!

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    1. Gracias, Maripaz, consigues que mi autoestima se suba a cien ... y mi cara como el azafrán.
      Un abrazo, amiga.

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  5. En parte, somos lo que somos por aquellas personas que nos han acompañado durante tanto tiempo. Les debemos tantísimo a nuestro amigos que necesitaríamos más que una vida para devolvérselo.
    Me ha encantado la entrada una vez más, es increíble.
    Un abrazo!

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    1. Gracias Natalia ... yo solo hago fotos con el teclado.La vida es tan bella que cada rincón, cada personaje, cada segundo son motivo de atención para disfrutar de ella mientras nos dejen hacerlo.
      Un abrazo y feliz martes.

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  6. Hola. ya lo decía en su famosa canción Roberto Carlos ''yo quiero amor siempre en esta vida
    sentir calor de una mano amiga (...) yo quiero tener un millon de amigos y así más fuerte poder cantar''. De un tiempo a esta parte la gente está muy sola y necesita compartir sus 'miserias' con cualquiera que quiera escuchar. Al final quedar con alguien es escuchar lo mal que va todo. Lo sorprendente es coincidir con algún conocido del pasado y que la vida le vaya realmente bien. Seguimos en contacto

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    1. Es un punto de vista que puedo compartir contigo, Marta, pero a mi edad ya no importa el fondo, importa tan solo escuchar. Recuerdo que los abuelos de mi generación, allá por los 50, eran verdaderos muebles en la puerta de las casas o en los bancos frente al Ayuntamiento. Ahora salen... te cuentan y quieren hacerte creer que todo va bien y yo juego a ser un niño, juego a creérmelo. Es solo un juego de gente muy vieja, más que indica su DNI o sus arrugas, gente que, la mayoría, no merecen verse así... ni que a nadie le importe que se vean así.
      Un abrazo, amiga.

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    2. Ah, Marta, tu comentario, para enmarcar.

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    3. Y lo he hecho, Marta: http://etarrago.tumblr.com/post/143118569960/al-final-quedar-con-alguien-es-escuchar-lo-mal-que

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  7. <los amigos Enrique, son como un espejo en que nos vemos, como bien dices..que haríamos sin ellos? pues lo mismo que ellos sin nosotros, nos necesitamos
    Un abrazo

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    1. Estamos de acuerdo, amigo Toni ... "los tenemos bien escogidos, son lo mejor de cada casa".
      Un abrazo

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  8. La vida con prisas es menos vida.

    Ser amigo es ser generoso.

    Veo que eres de los amigos de verdad. Hoy en día la palabra amistad se usa con unos significados tan distintos, que empezaba a sentir que debía buscarlo en la RAE o en el María Moliner.

    Gracias por compartir tu tiempo con ese amigo, y por escrbirlo como tú sabes hacerlo.

    Un abrazo.

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    1. Gracias, Tania ... no me supone ningún esfuerzo, no tiene mérito para mi, mi Madre hacia lo mismo.
      Un abrazo y feliz noche.

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