“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
martes, 10 de mayo de 2016
No hay luz, no hay ruido, vive el sentimiento pero ...
10 mayo 2016 - 10 mayo 2012
“Mis manos temblaban cuando ella me miraba, una sola caricia en la cara me hacía estremecer.Yo tenía diecisiete y ella veintidós.
Mis manos ya no sentían zozobra, mis brazos y mi entusiasmo, se llenaban de labor, los gemidos sensuales eran como la antorcha de una pasión sin escrúpulos. Brotaban las espinas pero no las podía sentir, mis ojos no eran capaces de ver mas que lo que mostraban sus deseos. Yo tenía diecisiete y ella treinta y uno.
Las piedras cerraban el camino, los recónditos espacios sensuales de su imagen bella, se mantenían como la nieve de invierno en las cumbres, solo la desesperación que produce ver los sentimientos apretados sin salir, en el principio irrenunciable del ser, permite mantener la esperanza de un sueño eterno y obtener de ello la fuerza necesaria para apartarlas. Yo tenía diecisiete y ella cuarenta y seis.
No hay luz, no hay ruido, vive el sentimiento pero hay un calor ausente que no me deja abrir los ojos. Estiro el brazo todo lo que el alma me deja y no hay nada, solo una sábana fría al otro lado de la cama. Yo tengo diecisiete y ella tendría sesenta y siete.”
N: De mi futuro, inacabado e inacabable, Libro III
Gracias, Celia. Me encanta escribir y ahora que puedo, tengo mucho que hacer y muy poco tiempo, por eso, a veces, creo que moriría haciéndolo. Hay tantas cosas de qué hablar ... decía, siempre, mi Madre y yo, ahora, es cuando lo sé. Un abrazo, amiga
Hace hace tiempo que lo leí y cada vez que lo vuelvo a hacer me emociona. Romántico, soñador, algo poeta, con textos propios como este, prestados, largos o cortos. Admiro y envidio la capacidad que tienes para trasladar a cualquiera al mundo de las emociones, esas en donde anida el alma humana, que se desangra muchas veces sin saber por qué. Buen día.
Gracias María Paz, pero yo solo intento escribir sobre lo que veo pero especialmente sobre lo que siento y siendo tan torpe al hacerlo, debo dejar que el teclado fluya a través de su instinto. Hace cuatro años que escribí este relato y cada vez lo siento más y más dentro de mi. Un abrazo amiga y gracias por la bondad de tus palabras hacia mi.
Me has puesto el vello de punta Enrique.
ResponderEliminarA mi también, amiga Tracy. Será el miedo a lo inevitable o simplemente un rezo más.
EliminarUn abrazo, amiga.
Impresionante, Enrique. Y qué bien escribes. Me encanta leerte, espero que lo sepas.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Celia. Me encanta escribir y ahora que puedo, tengo mucho que hacer y muy poco tiempo, por eso, a veces, creo que moriría haciéndolo. Hay tantas cosas de qué hablar ... decía, siempre, mi Madre y yo, ahora, es cuando lo sé.
EliminarUn abrazo, amiga
Hace hace tiempo que lo leí y cada vez que lo vuelvo a hacer me emociona. Romántico, soñador, algo poeta, con textos propios como este, prestados, largos o cortos. Admiro y envidio la capacidad que tienes para trasladar a cualquiera al mundo de las emociones, esas en donde anida el alma humana, que se desangra muchas veces sin saber por qué. Buen día.
ResponderEliminarGracias María Paz, pero yo solo intento escribir sobre lo que veo pero especialmente sobre lo que siento y siendo tan torpe al hacerlo, debo dejar que el teclado fluya a través de su instinto. Hace cuatro años que escribí este relato y cada vez lo siento más y más dentro de mi.
EliminarUn abrazo amiga y gracias por la bondad de tus palabras hacia mi.