30 septiembre 2016
Los olvidados paseos por la Playa, los viajes en el tranvía, los domingos comiendo en cualquier restaurante de montaña, eso de quitarme el bañador a 40 metros de la arena y mostrar en alto el bañador, esos vermuts de berberechos con una Damm en la plaza de Puigcerdá, ese pavor matinal a que tu flamante 600-E no arrancara esa mañana del ahora ignorado y frío invierno barcelonés, esas plegarias de mi niño implorando eso de que "no me dejéis solo aquí en la guardería" en su primer día de colegio en el 77, ese escuchar si tu amado equipo de fútbol había ganado o perdido su partido del domingo, ese saber contestarle a tu jefe que no te importaba ser desplazado a cualquier destino si eso suponía un reto profesional, ese querer luchar por una vida mejor para ti y para los tuyos ... ay, sí, ese perfecto ayer que para mi lo fue, no lo cambio, (ni lo olvido), por este hoy que todos los bien nacidos debemos agradecerle a ella, a la vida, que es capaz de sabernos poner en situación de ser felices en cada condición y en cada edad.
La vida, en cualquier condición, es una bendición ... saber aprovecharla, quizás sea cosa de cada uno o quizás, también, de la suerte, aunque ésta, la suerte, sea, demasiadas veces, cuestión de saber buscarla.
Original: La Felicidad, la suerte … y eso de saber buscarla | Esas pequeñas cosas
Pero a veces se busca y no se encuentra o uno busca mal. Etapas, Enrique, son etapas.
ResponderEliminarBesos.
Sí, amiga Celia, lo sé, para muchos es pura suerte.
EliminarUn abrazo de lunes