23 octubre 2016
Había un vacío espectacular, nadie en la puerta, solo un cartel de papel viejo con un lacónico texto: Hoy no abrimos hasta las doce, estamos en el Tanatorio de San Vicente. Ha muerto Juana, la mujer de Pedro el fiel. Mientras leía con cierto vértigo lo escrito en el viejo papel, llego Pepe, ese jubilado sindicalista guerrero, confeso y converso desde que lo dejó, y me dice: Qué putada, Enrique, hoy nos quedamos sin café y sin tertulia. No lo pude evitar y le dije ..."Como puedes ser tan bestia, Pepe" ... y Pepe, me replicó con un gesto de futbolista divo cuando le pitan un fuera de juego y luego, dándome dos palmadas en la espalda, me remató con un ... "Se le fue la vida, Enrique, no te aflijas, coño, esas cosas suelen pasarle a la gente de nuestra edad ... venga vamos al bar del de Monteagudo y nos hacemos un par de Belmontes".
Y yo me fui a la Playa, a mi banco, con intención de olvidar la crudeza con que el mundo suele jugar con la verdad del dolor, de los sentimientos y hasta del decoro moral e intelectual... es cierto, la vida puede irse en cualquier momento, claro está, pero no a cualquier hora ... por favor ¿Verdad Pepe?
Enviado desde S6+Edge
enriquetarragófreixes
La puta muerte...
ResponderEliminarDices bien, admirada y vital amiga Tracy ... me gusta eso de puta muerte, mucho más que el de puta vida que suelen decir todos.
EliminarUn abrazo y feliz noche
... y siempre tan puntual la jodía...
ResponderEliminarCierto, mimarzgz, lo curioso es que al parecer solo nos preocupa la nuestra.
EliminarFeliz noche