Hamida no es así, pero quizás algún día sí lo fue
22 noviembre 2016
Hamida, que así se llama esa bella y joven anciana de origen marroquí que adorna nuestros ilustres cafés de madrugada, estaba hoy inmensamente bella y feliz, sonriente, sus ocultos rizos asomaban discretamente por el velo que cubre su pelo, su mirada luminosa, ojos brillantes, su té sobre la mesa y su coqueta sonrisa la hacían hoy tremendamente atractiva. "Hamida... ¿Estás bien? te noto feliz, exultante ..." - le he dicho con voz de cura en Sacristía - "No es nada Enrique, solo que mi hijo que es cristiano como su primer padre lo era, me ha mandado un wasap anunciándome que vendrá a verme por Navidad y me traerá a su mujer y a sus dos hijos Valones, de Lieja, y yo no los conozco, ni a ella, ni a los niños" - Me he sentado pues al instante sus ojos enrojecidos anunciaban pena o alegría derramada - No entiendo, Hamira ¿Cuál es tu pena? - "Su padre de adopción, (desde que mi hijo tenía tres años), murió en Enero en Tarfaya, en Marruecos, y nunca quiso saber nada de él por ser cristiano, le repudió siempre, pero su última voluntad fue verle y ahí, en su lecho de muerte me dijo ... seguro que nunca me perdonará pero ahora si se lo dices, una vez yo me vaya, quizás un día vaya a verte a tu España querida... dile que siempre le quise aún y no siendo hijo mío, pero lo traté como tal y mi odio hacia él es por el maltrato que su padre cristiano te dio a ti hasta que os abandonó". Hamira me hizo un saludo muy reverencial y se marchó con su alegría y su pena dejándome ligeramente afectado pues cuando oigo la palabra Navidad mi semblante se convierte en el del cocinero que corta cebolla. La Loli, (que está en todo), se había sentado junto a mi y escuchó toda la conversacion sin inmutarse como corresponde a todo buen barista, pero al instante en que la puerta del Ateneo se cerró tras la huida de Hamira, mirándome a los ojos se me abrazó poniéndome el morrico y las babas directamente en mi cuello y empezó a llorar como una boba ... y yo también... menos mal que Antoine que estaba al quite se acercó a nuestra mesa y nos dijo ... "Alegría, allez, ne pleure pas ... j'apporte un froid Marie Brizard" y la pena se hizo dicha y celebramos que el mundo vuelva a ser racional aunque sólo sea a veces. El problema vino cuando el resto quiso participar de la alegría ... una madrugada interminable ... y necesaria y/o estúpidamente feliz.
Enviado desde S6+Edge
enriquetarragófreixes
Racionalidad. Esa es la palabra de la que el mundo esta muyyyy necesitado.
ResponderEliminarMuy bien Enrique. Un abrazo
Una gran palabra, toda una forma de ser y actuar, amigo mcfpalomo, racionalidad ... ¿Por dónde andará?
EliminarUn abrazo, amigo.
¡Quizá un día vaya a verte! Bonita frase que hace grande a quien lo ha dicho aunque sea donde fuere y no antes. ¿La Navidad? Yo solo deseo que pase y rápido porque no hay cosa peor que el recuerdo feliz en la adversidad. Hoy es uno de ellos. Feliz día.
ResponderEliminarCada vida tiene una historia y no siempre la misma moraleja, pero yo ya estoy acostumbrándome a sufrir las consecuencias de, a pesar de mi avanzada sordera, gustarme ser historiado por mis amigos de café, amiga Paz ... la vida puede ser una alegría constante ... o como bien apuntas, quizás no para todos, ni en todos los momentos... ya sabes, a mi me gusta vivir en la cara buena del mundo o, al menos, creérmelo.
EliminarUn abrazo muy fierte
Tu Ateneo es un coche parao por elque pasan historias tannnnn bonitas...
ResponderEliminarSin él no habría vida, querida Tracy ... es como el mismo Purgatorio, es decir, un lugar extraordinario.
EliminarFeliz noche