02 diciembre 2016
No tuve opción, aparte de mi ya reconocida sordera, ahora es la vista la que me juega malas pasadas pues mis ya cuatro dioptrías de presbicia me hacen ver los carteles del horror de los lavabos - (que ahora los decoradores progres han convertido en figuras de dudosa identificación del sexo de los permitidos a usarlo) - de mala manera a la hora de identificar si es de macho con colgante o es de la señora con ubres cansadas pues hay que ver que clase de figurillas hay que ver ahí en la puerta. Pues resulta que me equivoqué, y me metí en el de la respetable figura de la señora en bolas y, zas, ahí estaban, dale que te pego, La Juani, (una enfermera de un dentista de la Calle Mayor), con un maromo de gimnasio, ella mirando a Cuenca y él a su nuca. Luego supe que era el chico de la Loli que últimamente anda muy triste encontrando como realizarse, pues lo han despedido de Mercadona, (que ya es difícil que te echen de ahí), y además su mujer, (ahora le llaman pareja), le ha dejado por un conocido futbolista de un equipo de fútbol local que milita en segunda B. Me quedé absorto ... dije ... ah, perdón .. y me salí corriendo sin que los amantes enloquecidos por su sesión de amor desenfrenado ni me oyeran o vieran.
Después de hacer mis cosas de aligeramiento prostático en el servicio adecuado con cartel de fgura con colgante pélvico, y al pasar por delante de la puerta contigua con esa amenazante figura de señora con grandes redondeces en su parte visible, oí unos clamorosos y alarmantes alaridos que de no ser porque me imaginé la escena por mi incursión anterior, hubiera creído que estaban matando a alguien, pero superado el susto inicial proseguí mi marcha y me senté en mi mesa de siempre y pedí mi desgraciado calentito, (cortado descafeinado con leche de soja y sacarina), a la linda niña de la cofia vintage, cuyo look tan de moda se ha puesto entre los del servicio de locales de restauración con cuadros viejos, paredes altas y muchos espejos amarillentos.
Pasados unos diez minutos, segundo arriba o segundo abajo, me veo venir a La Loli con los brazos en jarra y cara de te voy a dar dos leches, dirigiéndose hacia mi mesa. Antes de que llegará le dije: "Niña ... ¿Te lo ha contado?" ... y ella como sorprendida y, desde luego, nada avergonzada y sí muy defensora de la paz sexual de su niño, me dice ... "Enrique, fotre, te has pasado ¿qué tienes que hacer tú en el servicio de señoras? ... ¿Te has convertido acaso en un mirón?"
Tras tan inesperado ataque maternal, al más puro estilo románticamente salvaje y genético, me vi impotente para responderle a mi querida Loli algo retóricamente coherente y es que, al parecer y hoy en día mucho más, la preocupación paterna o materna, no es educar, es justificar cualquier desmán de cualquier heredero de nuestra genética por encima de la razón, la coherencia y hasta de la decencia.
Luego, una vez se había desahogado conmigo y ante mi pasividad oral manifiesta, mi querida amiga La Loli, mientras ponía su cabeza en mi hombro e iba soltando ese tipo de lagrimitas como las que se soltaron en el funeral de Curro El Palmo, me dijo ..."Perdona Enrique es que no sé qué hacer con ese niño ... la vida le ha tratado tan mal que no sé qué hacer para que encuentre la felicidad" ... y yo callado, muy callado, solo le acaricié su sedoso pelo en señal de amistad, mientras en el escenario de mi imaginación me aparecían dos silenciosos ¿?
Enviado desde S6+Edge
enriquetarragófreixes
Tampoco pareció "cortarles el rollo" tu presencia, ¿no? Lo cierto es que parece que los estamos criando demasiado protegidos... Un saludo,
ResponderEliminarLa superprotección y el significado de la palabra NO es una de las grandes carencias del proceso educativo escolar que se practica hoy en día y desde hace algunas décadas. De aquellos polvos ...
EliminarUn abrazo, amigo