lunes, 5 de diciembre de 2016

Una noche extraña: Un amigo me dijo, yo también te quiero ... y la pareja feliz


La imagen es mía pero es pura casualidad o no, no sé 


05 diciembre 2016

Y un amigo me dijo ... "yo también te quiero" ... y yo no me resistí para nada, y aunque lo dijo en silencio yo lo oí. Le di un abrazo de reencuentro, nos tomamos un par de copas que tenían sabor a pasado, a fiesta, a olvidadas diferencias, a tiempos de luz en imaginación sin límites ... y prometimos repetirlo.

En otro encuentro llegó la decepción, dicen que a las personas se las conoce en los momentos extremos ... en un incendio, en un accidente, ante una puerta cerrada ... ante una estúpida contrariedad ... pura decepción.

Matilde, la superviviente por excelencia, parecía que su olvidada quimioterapia le había vuelto a la cara y decidió marcharse para llorar en otro rincón donde no hubiera risas, música ni la falsa interpretación de una felicidad con fecha de caducidad a la salida del sol.

"El bello poema de la noche lo puso un veterano chaval, muy sesentón él, con sus abundantes canas; su peinado tipo pintor trasnochado y muy estudiadamente desordenado; su metro setenta y tres - (para su edad, un chico alto); su cara siempre sonriente; su cuasi exagerada amabilidad con todo aquel que se le acerca a saludarle; las dos primeras copas de su singular Tom Collins perfecto; su manifiesta  ansiedad por vivir aún y no sabiéndose perfecto en su condición, ni en su contrariada salud; su esencial forma de entender la amistad y su grado - (cuestión esencial); su peculiar forma de entrar y salir del Ateneo nocturno con bastón en mano izquierda al más puro estilo del Patrick Hernández y su "Born to be alive"; todo él y su pretendida forma de entender que la vida es bella si te propones que lo sea y su inexplicable soberbia, (en minúscula), a la hora de hacérnoslo creer, le hace ser un tipo odioso para algunos y muy sorprendente para otros cuando, y muy especialmente, en plena noche y sin motivo alguno, le dio un lento y discreto besazo en los morros a ese pedazo de mujer que lleva con él, justo a su lado, en los últimos cincuenta años. Yo me sentí halagado cuando me dijeron que eso era real  ... y muy cercano."

Me encantó que alguien, sin nombrarme, a la hora del ocaso nocturno, me contara ese bello relato del que no quisieron ponerle nombres a la existencia de tal pareja imaginaria de un cuento,  pero que me encantó saber de ella, (de esa pareja feliz) ... yo siempre aspiré a ello ... y sigo en ello.



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