martes, 31 de enero de 2017

De niño yo creía que ...



31 enero 2017

- De niño, cuando me mandaban a por el pan, me gustaba comerme por el camino el trocito de barra que te daban para completar el peso y fue entonces cuando me inicié en eso de mentir, cuando mi Madre me preguntaba ¿No hay "torna", (resto hasta el peso de la barra), del pan?

- De niño, cuando me mandaban a comprar a la tienda de las legumbres cocidas, me gustaba comerme algunos garbanzos por el camino. Mentía también cuando Ella me preguntaba ¿Seguro que te han dado 400 gr?

- De niño, cuando me peleaba con el Françesc, (mucho más mayor que yo), y Ella me preguntaba ¿Qué te ha pasado en la cara, Enric? ... yo también le mentía diciéndole que me había caído por la escalera de Sant Pau.

- De niño, cuando tenía que ser yo, (siendo el más pequeño de la familia), el que fuera a comprar la leche fresca, la nata y las ensaimadas de los desayunos del domingo, a la vaquería de la Calle Cartagena, y en venganza por ello, le daba dos lindos lametones a la nata y algún bocadito a la más grande de las ensaimadas, entonces, mi mentira era ... "Me lo han dado así". Ella nunca me hizo reproche alguno ... me conocía bien, no así mi hermana que lloraba desconsoladamente por la crueldad de tener que ver así de maltrecho su bendita ensaimada.

De niño aprendí muchas cosas, a hablar, a escuchar y hasta a mentir, o eso creía yo hasta que una noche de paz, estando ya solo en casa con Ella como único hijo soltero, (yo con 21 y ella con 49), hablábamos de muchas, muchísimas, cosas y en una de esas benditas noches, hablando de mis viajes a las tiendas del barrio a comprar cualquiera de mis queridos mandados, le pregunté si sabía que yo le mentía de niño cuando volvía con la compra mermada. Ella, como siempre, me sorprendió con su respuesta, la cuál recuerdo, más o menos, así: 

- Nunca has sabido mentir, hijo, pocos saben hacerlo y mucho menos ante una Madre que sólo quiere sentirse engañada si quiere ... o debe. Mi suerte estuvo en dejarte mentir pero siempre dándote a entender que lo que hacías era visible. Funcionó, contigo y con tus dos hermanos,  tú solo fuiste corrigiendo tu actitud y a medida que crecías ya me lo contabas ... - Mamá, me he comido dos garbanzos por el camino y la "torna" del pan" - Pero tras contármelo siempre hacías algo que no hacían los demás ... me dabas un beso y me decías: "Mamá, te quiero mucho ... era tu pedir perdón interno ... y yo lo sabía, siempre fuiste especial".

Recuerdos, que serán, siempre, como los quiero ver y, además, que caray, estoy totalmente seguro de que, afortunadamente, fueron así.

N: caray!
  1. interj. Se usa para expresar extrañeza, disgusto, sorpresa o admiración,
    ¡caramba!: ¡caray, cómo has crecido!


Enviado desde S6+Edge



enriquetarragófreixes



6 comentarios:

  1. Las añoranzas de la niñez, esas que siempre están ahí y más aún cuando vamos consumiendo tacos de almanaque. Y eso ya lo estamos comprobando quienes te seguimos...lo especial que eres. Feliz martes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, María Paz ... recuerdos inolvidables que constituyen un importante motivo para seguir viviendo para contarlo y especialmente a mis nietos que ya empiezana entender algún mensaje.
      Feliz noche, amiga

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Ay, Tracy, colorado y mucho, te doy las gracias. Me encantan las buenas palabras.

      Eliminar
  3. El bien que nos hace recordar bellas cosas así.
    Supongo que ya sabrás que al final quienes nos mentimos somos a nosotros mismo ya que a las madres no se les cuela...
    Ya eras bonito desde ''chiquetito'' como se dice en mi tierra.
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Inma, esa memoria, ¿Qué haría yo sin ella? Soy incapaz de acordarme lo que hice ayer, pero con la infancia soy un verdadero archivo viviente.
      Un abrazo, amiga Inma

      Eliminar

Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023

https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/