13 marzo 2017
"¿Usted a que hora tiene cita?" - empezó nuestra particular y sensual conversación - a las nueve cincuenta - contesté con cierto tono expectante y sorprendido. "Verá, es que tienen que darme unos resultados y ... estoy asustadisíma. Le importa que me cuele, yo tengo a las diez treinta". Estuvimos hablando de su mal, el de males, y de la vehemencia de quien los adjudica, (ese mal), sin tener en cuenta las cualidades, su comportamiento o su ideología, de quien se le adjudica ... "¿Quién será el que tiene el Don maléfico de adjudicárnoslo sin ningún estudio previo a nuestro comportamiento vital o personal?" - me preguntaba, finalmente, mi vecina de silla en la sala de espera del saber de mi futuro inmediato. La dejé que se "colara", lógicamente, y entró, ella antes que yo, a saber su comportamiento futuro, con esa inquietud que reina entre mis habituales compañeros de silla en mis más amigables amigos de las salas de espera. Pasaron unos largos minutos ... ella salió de la "visita médica" llorando, pero supo decirme algo que llenó mi alma pérdida en ese universo del olvido hacia quien sufre ese mal: "Nada nuevo - me dijo - lo tengo, pero voy a superarlo por todos aquellos que aún ignoran que lo tengo, por todos aquellos que me quieren a los que jamás les he contado que tenía posibilidades de tenerlo ... quiero vivir, me han dicho que desearlo es un principio de la curación y yo voy a desearlo con todas mis fuerzas por todos aquellos que sé que me quieren y quiero". Y me dio un inesperado beso de despedida, sin saber quien era yo, sin saber si era demonio o portavoz del cielo ... me emocionó, solamente eso.
Qué fácil es ser inmensamente feliz, con tan poco ... y yo lo fui, sin saberlo, por unos segundos.
Enviado desde S6+Edge
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Impagable testimonio de uno de esos a los que Él pone en nuestro camino para indicarnos que nunca, nunca, nunca estaremos solos. Feliz semana.
ResponderEliminarAsí es, amiga María Paz, yo siendo más Cristiano que católico, a ratos, también lo creo.
EliminarUn abrazo muy fuerte
Porque eres una persona de corazón como esa desconocida amigo Enrique
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, amigo Toni, tú si eres una persona de gran corazón que sabe insuflar vida a todos los que saben leer los constantes y vitales mensajes que sueles mandar en tu blog.
EliminarUn abrazo muy fuerte, amigo.
Me he emocionado hasta yo y no me han dado ningún beso...
ResponderEliminarEs terrible ver como gente tan buena y tan fuerte ... ay, no somos nada, amiga Tracy.
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