- Te sientas a tomar café en una de esas cafeterías que tanto te gustaban y te gustan, con buena decoración, sin alicatados grasientos, gente simpática vendiendo pasteles y mucha clientela sentada en sus mesas, pero todos, absolutamente todos, están dale que te pego como posesos al teclado del Smartphone que, aquí el más pintado tiene una verdadera “pasada” de máquina para eso, para chatear, para leer el periódico y para contestar el correo-e.
- Pues todos están ahí, con el dedito en el teclado y la vista obscenamente fija en la pantallita. Levanto la cabeza y me doy cuenta que yo, como todos, estoy en lo mismo, pero en una mesa pegada al cristal, al lado de la mía, hay un hombre de pelo muy canoso, gafas sobre la punta de su larga nariz, café servido en una preciosa taza reposando sobre una esquina de la mesa y apoyado en ella, el periódico del día abierto por la página de “Economía”. Le miro, me mira por encima de sus gafas, aguantamos la mirada, yo sonrío y él me dice, con tono y cara de sorpresa: “¿Pasa algo?” – Me sonrío y le digo; “No, nada, nada, solo que me gusta verle leer el periódico”.
– El “chico” del pelo muy canoso se sonríe, baja la mirada y sigue a lo suyo y yo me quedo observándole, como si hubiera visto una imagen de otro tiempo, algo cuasi olvidado.
- En fin, tomar un café tempranito en una mañana del Día siguiente al del Carmen, en una preciosa cafetería, resulta extraño que pueda resultar “tan apasionante”, tanto que si lo cuentas a alguien, creen que has empezado a desvariar. Es mejor no hacerlo y si te preguntan ... "Pues nada, he estado por la Playa, sentado en un banco, viendo pasar a la gente ... a la vida."
- Pues todos están ahí, con el dedito en el teclado y la vista obscenamente fija en la pantallita. Levanto la cabeza y me doy cuenta que yo, como todos, estoy en lo mismo, pero en una mesa pegada al cristal, al lado de la mía, hay un hombre de pelo muy canoso, gafas sobre la punta de su larga nariz, café servido en una preciosa taza reposando sobre una esquina de la mesa y apoyado en ella, el periódico del día abierto por la página de “Economía”. Le miro, me mira por encima de sus gafas, aguantamos la mirada, yo sonrío y él me dice, con tono y cara de sorpresa: “¿Pasa algo?” – Me sonrío y le digo; “No, nada, nada, solo que me gusta verle leer el periódico”.
– El “chico” del pelo muy canoso se sonríe, baja la mirada y sigue a lo suyo y yo me quedo observándole, como si hubiera visto una imagen de otro tiempo, algo cuasi olvidado.
- En fin, tomar un café tempranito en una mañana del Día siguiente al del Carmen, en una preciosa cafetería, resulta extraño que pueda resultar “tan apasionante”, tanto que si lo cuentas a alguien, creen que has empezado a desvariar. Es mejor no hacerlo y si te preguntan ... "Pues nada, he estado por la Playa, sentado en un banco, viendo pasar a la gente ... a la vida."
Buenos días. Es lo mejor que te puede pasar, observar las cosas corrientes de cada día que ahora vienen aderezadas por la tecnología. Cada época tiene lo suyo, pero lo peor es que se ha perdido ese dialogo mañanero y vamos a perder hasta la facultad de hablar, salvo eso sí, criticar o despotricar al de al lado aunque también se hace escribiendo ...el que consigue no maltratar la ortografía, claro. Feliz lunes.
ResponderEliminarLo importante es poder criticar algo, amiga Paz, adorar, adular, comentar, aconsejar y hasta conversar es criticar. Ya sabes, las cosas son como las quieras entender y explicar, como hacerlo, incluso de forma digital y sin soltar sonido alguno por la boca, es una buena forma de hacerlo. Tienes razón, querida amiga, como siempre.
EliminarFeliz principio de semana.
Siii estamos tan aborregados con el movil que no miramos ni lo que admiramos.
ResponderEliminarBesitossss muchos
Besos, mil solo para ti, amiga Inma
EliminarEs tan cierto lo que dices..pero aqui solo los muy jóvenes lo hacen el resto sigue tomándose de las manos jajaja besitos
ResponderEliminarPor aquí también, querida poetisa de América. Aquí los viejitos se cogen también de las manos, especialmente porque la mayoría no saben como leñe funcionan los smatphons.
EliminarUn abrazo muy fuerte amiga Mucha ... cogidos de la mano, claro.
Me asombra eso en el subterráneo, un 99% así... Y entonces yo también lo hago...
ResponderEliminarleyendo un libro enun café ☕, eso si sería mas raro de ver!!
Antes era siempre como dices, JLO y nunca murió la gente por eso. Cambiaron las formas, pero no las costumbres
EliminarLa verdad, para mi es muy triste darte cuenta que sin el smartfone uno no es nada. Si hacemos el ejercicio de prescindir de esta tecnología tan solo por un día nos damos cuenta que el grado de anisiedad es considerable. Y uno se pregunta... ¿cómo éramos capaces de subsistir cuando no existían estos ingenios? ...lamentable. Un saludo Enric
ResponderEliminarBueno, supongo que no será grave, José Manuel, nacimos desnudos. Todo debiera reducirse a un problema de educación, el hombre aprende a sobrevivir, como un animal más, si no le enseñas a cazar, muere ... y en eso estamos hoy con los que llegan.
EliminarSaludos