Fotografía de Bernard Plossu
29 agosto 2017
Una noche de amor y luz, juerga, charla y baile, es una bendición para aquél que necesita darse un baño de sombras, de tarde en tarde. Solo es un hito más en los vertebrados caminos hacia la jungla que nos espera al traspasar el río de la noche.
Aquí tocaba poner, ahora, una música tropical, lenta, pero estoy tan cansado y asustado que lo mejor que tengo a mano, camino de la realidad, es esta preciosa imagen que lleva miles de años, sin exagerar, intentando enamorarme, sin que nadie sepa que esas son mis fotos y que a mi siempre me han gustado, y mucho, es o son, como la carne del mejor pecado, siempre venial, un pecado con almas muy cercanas, ilustres, que se confunden conmigo cuasi desde el principio de los tiempos.
Bien, procurad que nadie os estropee el día y sed felices o al menos intentarlo y, ah, sin miedo, en el lazo que estrecha el mundo de nuestra vida no hay lugar para medrosos.
Buenos días. Hoy me ha enamorado tu fotografía. Me ha recordado a mi padre que me dejó con 27 años y en circunstancias dramáticas, siempre lo son, pero unas más que otras. Yo seguí transitando como dices por la jungla de la vida y en eso estoy. Ya no nos asustamos fácilmente, pero son demasiadas trabas con las que luchar en el día a día. Buena jornada, si se puede o al menos se intenta.
ResponderEliminarTu actitud es siempre magnífica, amiga Paz. Aprovechas cualquier vestigio para mostrar animosidad sin evitar que se vea ese punto de bella tristeza que inunda tu alma y eso, cohonestar ambas cosas, no es algo fácil. Eres genial.
EliminarFeliz tarde, amiga
Muy buen consejo.
ResponderEliminarGracias, Tracy.
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