Hacer el amor, conversar, coger el tranvía, ir a un cine de barrio, soltar un piropo a la guapa de turno desde el andamio, leer un libro, tocar la flauta, hacerse un arroz con leche ... todo eso, antes se hacía con cuidado, esmerándose en la forma, sí, se le ponía arte y acento a cada gesto. Hoy ... no, murió el romanticismo y el respeto a las formas y a las costumbres, cualquiera puede ser Consejero de un Banco o de Telefónica y hasta sindicalista mangón. Queda tan poco de aquello que fuimos que no sé si debiéramos habernos quedado ahí en lugar de querer ser ... lo que somos.
“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
domingo, 13 de agosto de 2017
Tomar café o lo que sea ... como sea
He dejado de respetar a todos aquellos que se cuelan en la red para insultar y crear acusaciones falsas como divertimento propio y extraño.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No queremos ser lo que somos, es lo que nos dejan, pero seguiré apostando por…una mirada entre dos que se quieren o admiran, por una conversación en atenta escucha, por la música, también por el silencio, por un amanecer, por el sol cuando se va…por un amor en todo y por todo. ¿Romántica obsoleta? Es posible, puede ser, lo es. Será que alguna estrella de las que caen estos días me haya hecho estar en el cielo. Es muy posible. Feliz domingo.
ResponderEliminarSon solo pataletas sin solución, amiga Paz, pero, ah, esa estrella caída ... me alegra saber que ha caído en tu terraza, seguramente te lo mereces.
ResponderEliminarUn abrazo de domingo
Hasta para contestar con halagos eres un cielo. Gracias y un enorme abrazo.
Eliminar¡Menuda reflexión nos dejas!
ResponderEliminarY temprano, amiga Tracy, imagínate por la noche como estaba, ya.
EliminarAcertada reflexión que la mayoría pensamos de vez en cuando. Aunque ¿que vamos a hacer? no hemos de abandonar. Hemos de continuar otro tramo hasta que llegué el momento en el que nos lo volvamos a preguntar...
ResponderEliminarCierto, Carolina, nada de abandonar, rendirse nunca, solo advertir al que viene.
EliminarUn abrazo, amiga