Fotografía de Anders Petersen
09 octubre 2017
- Te tenía olvidado, sí, en un rincón de mi memoria y sin ti he podido vivir durante muchos lustros, compañero. Eres un mal compañero, si, nada peor que tú, todos te usan en un momento u otro, unos lo hacen sin darse cuenta y otros con su peor intención, pero todos te utilizan como arma arrojadiza cuando la suma inteligencia les desborda o, aún peor, cuando su falta de capacidad de convicción les obliga a ello.
- Todos te usamos, estúpido y macabro compañero, si, a veces, incluso, no sabemos reconocerlo, pero no nos lo tengas en cuenta, es que ni nos damos cuenta y cuando lo hacemos preferimos olvidar que lo henos hecho, si, optamos por ignorar que te hemos utilizado.
- Cruel y desdichado amigo, lo peor, además de ser lo que eres, es tu propio nombre. Estamos en tiempo en que estás en la mente de todos, pero no por ello eres menos existencial o menos odiado y utilizado a la vez.
- Yo, aunque sea las menos, también te utilizo alguna vez y hago como todos, hago contigo al igual que te nombro cruel compañero, yo, aunque no quiera reconocerte, rasgaré primero mis vestiduras, te uso y luego, sí, luego te nombro y te condeno compañero, por eso te repudio y me repudio por ello, y así es que te insulto llamándote por tu nombre, compañero DESPRECIO, ojalá nunca jamás tenga ocasión de sentirte ... al menos hasta la próxima página del camino.
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Buenos dia. No es que esté detrás de la puerta, es que por algo de claustrofobia siempre la tengo medio entornada, sobre todo para aquellos pocos y escogidos. Olvidado, pero presente. Y lo peor tener que usarlo frente a muchas cosas que siempre hemos querido y que por vergüenza o miedo están o han estado algo así como...¿olvidadas? ¿relegadas?.
ResponderEliminarFeliz semana. Para mí espero que algo más calmada.
Tus comentarios siempre hacen que me detenga a "reescucharlos", amiga Paz, no obstante, hoy, me gusta especialmente, Tu "espero" final.
EliminarFeliz semana.
Tienes razón Enrique, aunque nunca me había parado a pensar en ello, si que ese compañero nos acompaña más de lo deseable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Conchi, y no siempre lo sabemos
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