martes, 21 de febrero de 2023

Antonia, Viçentet, Flora, la repetida incomprensión generacional y, como no, Bukowski



21 febrero 2023
– Hay cosas que siempre has creído que jamás te pasarían, pero por lo visto y vivido, sólo es cuestión de tiempo que la incredibilidad se convierta en escenas reales de gran, bendita y, a veces, cruel magnitud.
– A Antonia, una de las veteranas del Ateneo contaba entre sollozos contenidos, está madrugada, que se le escapó su gato hace ya siete días cuando saltó al balcón vecino y de allí, (supone ella), habrá ido al cielo, pues jamás volvió tan tarde y tras tantos días de fuga, lo mismo que en su día hizo su marido que se fue a comprar tabaco y nunca volvió. Su gato, que no su marido, que se fue en plenitud cincuentona, estaba muy viejo y muy ciego – contaba entre suspiro ella, (Antonia) – y rezaba para que no hubiera sufrido mucho en tal paso su querido gato y no tanto su fugado marido lo cual intuimos sin que nos lo contara.
– Viçentet, el excarnicero charcutero, más deseado de toda la comarca de La Marina en los 70, 80 y 90, también vivaz y activo cafetuliano de las madrugadas del Ateneo, estaba entre respiraciones y “versos” entrecortadas y entrecortados, respectivamente, que no se conformaba con ser y seguir siendo, una estatua de sal de la sociedad que tanto le veneró en su momento y no entiende que su hijo quiera cerrar el negocio familiar que fundó en el siglo XIX su abuelo – el de Viçentet – para que ahora (su niño), con el dinero del traspaso del negocio, montar un Restaurante Marisquería en la zona de las Playas del Sur de Valencia.   Viçentet llora por haberle dado la herencia del negocio familiar en vida a su Vicentito por aquello de ahorrarse el impuesto de sucesiones o donaciones en muerte, y muestra interés, a sus cuasi 80, en manifestar que peleará con quien haga falta para que eso no suceda.
– Por último y para no aburriros, contaré que la mejor historia para no olvidar de la mañana sucedió cuando entró Flora.
– Flora es una joven sesentañera de muy buen ver, que regenta un floreciente negocio inmobiliario con varias oficinas de venta a orillas de un más que cercano pueblo cercano de La Marina de mis amores. Ella, la resultona y alegre sesentañera, revive a los muertos vivientes que se resistan a vivir, con tan solo su presencia y sus contorneos andantes y discursos pensantes y para pensar.
– Flora, una vez se sentó a tomar su humeante y oloroso té, de “nosequé” componentes mágicos, en la mesa central del vital lugar de cafeteros de la madrugada, empezó a contar las bellezas que la vida ofrece a quienes la quieran entender, incluido amor, amistad y sexo.
– Flora habló y habló con todos sobre eso que es vivir … no sé cómo lo hizo, pero lo consiguió: Reavivó a los muertos vivientes del Ateneo.
– Al rato de sus vitales discursos (los de Flora), ella decidió (ante la inevitable y depresiva versión de las gestas y manifestaciones vitales que ofrecían mis acompañantes del café madrugador de hoy,), coger el micro inalámbrico que la Barista de lujo ofrece a todo aquel que quiera soltar su discurso poético o de lo que sea, en el Ateneo de mis citas inadvertidas, y dijo algo para el recuerdo lapidario de muchos en el epílogo de su discurso: 
"Chicos y chicas del PREU del ayer … sentiros felices de ser como sois, sí, vosotros habéis sido capaces de ser sensibles a vuestra tierna y veterana edad, de ser amables con la vida y de apreciarla, no cometáis la vulgaridad de no saber valorar lo que habéis hecho y mucho menos no saber disfrutar de lo que os queda … "
– Flora dijo muchas cosas más sobre los valores de esos jóvenes veteranos de mis amores, de cómo se es capaz de amar la soledad, del amor de un gato, de la capacidad de ser rebelde ante las ocurrencias de descendientes que sólo buscan comodidad ante el esfuerzo y la tradición y de muchas cosas más que sólo ellos, mis congéneres saben valorar.
– Una madrugada que quedará pronto en el olvido de todos los que ya ni estarán y de los que nunca les han enseñado o interesado a escuchar un discurso vital, organizado y esencial.
- Nos parece vital amar lo nuestro, lo ancestral, premiar la memoria del esfuerzo por la sucesión de modelos de vida … esos modelos que nos llevaron hasta aquí … y que, siempre, nos parece, a los más veteranos, que nunca nadie nos agradeció, siendo curioso y muy repetido generacionalmente que eso suceda y siga sucediendo y creyendo. Pura ley de vida ¿Verdad? … los jóvenes opinan que los viejos son siempre aburridos y los viejos creen … que puede que sea cierto.

- Recordé una frase de Bukowski que me pirra: "A veces sales de la cama por la mañana y piensas que no lo podrás lograr, pero te ríes por dentro porque recuerdas todas las veces que te has sentido de esa forma."

- Disculpadme, hoy me he extendido demasiado, prometo que mañana solo la mitad de la mitad

 

@etarragó


Cuatro de mis mejores refugios


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8 comentarios:

  1. Hubo un tiempo en que Bukowski era el Santo Grial para mí.

    Vicentet debería haber hecho lo que el dueño del Bar Pinotxo del mercado de la Boquería hizo:

    https://www.elnacional.cat/es/gourmeteria/articulos/cierra-bar-pinotxo-boqueria-disputas-familiares_974472_102.html

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    1. Todo pasa y todo queda, TS, Bukowski, un buen ejemplo y lo de Pinotxo en la Boquería, un episodio más sobre las estupideces en las relaciones humanas familiares. Yo he visto pegarse en una notaría de Murcia a cuatro hermanos por la forma en que el Padre (el vendedor de un terreno que compraba yo en nombre de mi empresa), quería repartir el dinero de la venta.
      Un abrazo, compañero.

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  2. Las distintas generaciones coinciden en el final y las inquietudes que provoca una muerte cercana son igualadoras.

    En cuanto a aquel que marchó por tabaco y no volvió, conviene advertirle, por si se le ocurre acercarse, que vuelva sobre sus pasos a buscar el encendedor.

    Un beso.

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    1. Inteligente tu comentario sobre el asunto del encendedor, Ilduara y sobre la muerte cercana, más.
      Un beso que devuelvo aumentado, simpática y amable, Ilduara.

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  3. Cuántas anécdotas en una sola tirada de los personajes que hacen parte de tus historias blogueras. Tan cercanos que uno como lector los hace suyos. Y qué personaje, Flora, "Ella, la resultona y alegre sesentañera, revive a los muertos vivientes que se resistan a vivir, con tan solo su presencia y sus contorneos andantes y discursos pensantes y para pensar.". La describes tan bien o imaginas en tu galería de historias que la siento tan cercana, como La Maga de Cortázar. Un abrazo.
    Carlos

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    1. Flora se parece a ella, yo estudié a Cortazar durante mucho tiempo, pero esos personajes son reales, tanto como mis sueños, querido Carlos A.
      Un abrazo fuerte

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  4. Siempre un placer venir a tu casa de letras y encontrar anécdotas tan "jugosas".
    Siempre tienes ese modo de contarlas que hacen que -más allá del contenido- de mucho gusto leerte
    Lo que no siempre tengo es el momento necesario para quedarme y comentar pues eso a mi me lleva el tiempo que te mereces. Es decir, no puedo poner dos palabras y ya.
    Bueno, te he leído ya, al fin regreso a comentar y veo que ya has publicado dos entradas más.

    Lo del gato, me da mucha penita, lo del marido que se fue...¡vaya! casi es gracioso aunque para la pobre mujer no lo haya sido. Coincido con Ildaura: Si regresa...Que vaya a por el encendedor jajaja

    Entrañable "personaje" Flora, querible por donde se la mire ya que el modo en que cuentas me permiten "verla y sentirla" ¡Me encanta!

    Y si ese padre heredó a su hijo en vida...¡Bueno pues! Si todo es del hijo, el hijo puede resolver lo que mejor le parezca. Es mi modo de pensar Enrique.

    Abrazo y ¡voy llegando !

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    1. Entiendes el por qué te apodo dulce, dulce Lu. Yo te lo diré, porque lo eres.
      Ese reconocimiento de los personajes te hace ser una gran y discreta observadora. Estaré de acuerdo, como no, con todo lo que has comentado, dulce Lu, pero no te agobies si no llegas a leernos a todos, esa inquietud produce estrés y no es nada bueno para la salud.
      Un abrazo muy fuerte.

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