No es la salida de Misa, no, es solo una muestra de que me he vuelto vegetariano
12 marzo 2018
– El día empezó bien, el agua bendita del copón de entrada de la Iglesia de mis horas en busca de un cielo digno, estaba seco y me ahorré el posible, y cariñoso, “”nosequé” coges en los dedos y a saber donde los metes”
– Las chicas de la minifalda “misera” – de Misa de ocho – estaban con su rosario y yo… pasé de puntillas hasta la Sacristía y allí, oh felicidad sublime, mi doña Virtudes y mi querido amigo el Párroco ya me estaban esperando, hoy con pastas de nuevo cuño y café de Dolce Gusto. Se acabó la crisis – pensé – pero no, resulta que el chico de los arroces excelsos de La Playa hizo una donación para redimir sus pecados, cosa que mi amigo el Párroco administra como su mismo Jefe, es decir, como el mismo Dios.
– La cosa no hubiera ido a más, y sin mención alguna en este atento reportero de la actualidad de mi sensual convivencia, cuál suponen mis relatos virtuales que aquí descubro para la más que posible Inquisición, también virtual, de mis más pequeños, veniales y conocidos pecados, si no fuera por que al poco las minifalderas y lindas sesentonas del rosario de la madrugada no hubieran olido el excelso olor del café de la la nueva cafetera instantánea de mi venerable cura, y aparecieran en el bello escenario de la Sacristía de mis pecados veniales, pidiendo guerra, es decir – muy al estilo de la letra de las bachatas del hoy – pero no nos confundamos, no era nuestra mermada virilidad o poesía escénica lo que las atraía, no, era ese irresistible olor a … “dame café, please”, la que las llevó ahí.
– La fiesta terminó como debía, es decir, los viejos agnósticos celebrando el tan solo ver y el Párroco extasiado con una sobredosis de “Dios está hasta en el café de madrugada”, y mientras, decidió – como ofrenda a su Dios omnipotente – bendecir el dichoso aparato del Dolce Gusto.
– Las mañanas ya vuelven a ser lo que son: A mi edad, un puro regalo y yo vuelvo a encontrarme con fuerzas para volver a pensar en seguir mañana...
..
Me encanta tu mundillo de jubilado. Eres un disfrutón total, pero... hay una cosa que no entiendo y, con todos los respetos, no comparto. A LAS 8 DE LA MAÑANA YA EN PIE DE GUERRA! Vamos, con lo que he madrugado en mi vida familiar y profesional, ahora remoloneo lo que puedo y disfruto sin un despertador que me zumbe en el oído. Claro, que luego el día se me antoja muy corto aunque lo prolongue en las horas nocturnas.
ResponderEliminarEn fin, no se puede tener todo.
Jajajaja, ay, Conchita, es que en la cama, durmiendo, se pierde el tiempo de vida y, en esta cuesta abajo en la que estoy, prefiero no perder ni un segundo.
EliminarUn abrazo muy fuerte
Lo que pasa es que si duermes pocas horas, al día siguiente estás tan grogui que no tienes capacidad de estar atento a la vida. Pero vamos, si tú estás recién jubilado quieres absorber tu tiempo libre bien ganado, a tope.
ResponderEliminarDesde Murcia, un abrazo
Así es, Conchita, además no tengo nunca un sueño largo, me conformo con dos o tres horas bien dormidas y otras tres dormitando, no me da para más.
EliminarUn abrazo feliz amiga