Publicado el 25 abril, 2018 por
25 abril 2018
– Me enseñaron a subir solo ignorando que una mano protectora vigilaba cualquier error que pudiera cometer.
– Tenía miedo pero aprendí a superarlo sabiendo que no podía darme la vuelta sin caerme.
– Más tarde comencé a comprender que tanta suerte sin tropezar en el camino, no era algo normal y me volví…
– Allí estaban Ellos Dos, vigilando, sonriendo y premiándome.
– Se dejaron ver … “Puedes y debes, ya, andar solo, hijo” – me dijeron.
– Lloré durante mucho tiempo y aún hoy, más de veinticinco años después, no he podido superar su marcha definitiva.
– Hoy, más que nunca, tras una noche de bellos sueños recordando partes del escenario donde me veía subiendo por esa bella y difícil escalera de mi vida, los eché en falta; quizás pude cogerles de las manos; quizás estuve abrazándoles como un deseado hasta pronto; quizás no tuve tiempo de explicarles que el mundo cambió, que ya nadie sin saberlo no respeta muchas de las costumbres que Ellos entonces me inculcaron; quizás quise decirles tantas cosas que no pude contarles lo que en mi apretada agenda no me permitió – estúpido de mi – mientras pude y debí hacerlo antes de su último viaje; quizás ahora, más que nunca, (siempre tarde), entiendo su mensaje, su retiro, su eterna felicidad, su entrega a los suyos y a lo suyo; quizás ahora a mi me gustaría verme como ellos fueron … eso que Serrat cantó hace muchos, muchos años en esa canción que tanto le gustaba a Ella, ellos eran el mayor ejemplo de “els vells amants” – (los viejos amantes)
– La belleza de la nostalgia no es nunca un desprecio al tiempo presente, claro que no, pero ayuda a sostenerlo.
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Seguramente eres una persona de un gran corazón, de lo contrario no serías nostálgico con los tuyos,pienso
ResponderEliminarUn abrazo amigo
Me imagino que un poco o igual, que todo el mundo, querido amigo Toni.
EliminarUn abrazo i bona nit
No sabes cómo te entiendo...
ResponderEliminarLos echo tanto de menos todos los días...
sea como sea es un intento, al recordarlos, de ser mejores.
ResponderEliminarFeliz jueves, Tracy
Qué bello homenaje a tus padres. Este recuerdo veinticinco años después,y sin duda su ejemplo es el que ha hecho que tú también sigas protegiendo la unión en tu familia.
ResponderEliminarY en cuanto a pensar que nunca hicimos lo suficiente por ellos, es un sentimiento natural pero que nunca debe atormentarnos. Seguro que ellos nunca tuvieron esa sensación.
Ojalá nuestros hijos nos recordaran con tanto cariño como tú muestras por los tuyos.
Ay, Conchita, yo dejé de verlos a menudo los últimos años de su vida pues me trasladé lejos de casa por trabajo. Me fui de Barcelona en el 78
EliminarUn abrazo amiga