26 mayo 2019
“Sensaciones, Enrique, solo será eso,
como tú dices siempre, pero nunca me había sentido tan solo“. Juan, ese
caballero andante, pintor por afición, prejubilado a los 58, amante de la
conversación de taberna, pijo por devoción, viudo por accidente y hoy, a sus 68,
se siente dejado y abandonado por una sociedad que desprecia todo lo que no
huela a nuevo. Bebe más de la cuenta, apenas conversa con nadie, ha perdido
ilusión por todo y solo, de vez en cuando, un guasap lejano de unos hijos
lejanos, con fotos de sus lejanos nietos, hace que su faz esboce una
sonrisa.
“Cuál es nuestro futuro, Enrique,
cuál?” – No sé, Juan, quizás es que ya vivamos en él y no sepamos darnos cuenta.
Adaptarse a él es una forma de seguir viviendo. Hay tantas cosas por hacer ...
por cambiar ... por entender.
Conozco un caso igual, también llamado Juan, apenas unos años mayor.
ResponderEliminarTal vez que a alguien de esa edad este presente no le resulte un universo paralelo al que vivió en su juventud, ya eso significa que se adaptó al futuro. Y que este es su tiempo también.
pero claro... la soledad mata
Abrazo Enrique! Que tengas buen domingo!
Ay, amigo Frodo, ese es un mal que abunda mucho, especialmente en el mundo occidental.
EliminarUn abrazo de domingo.
Ufffff
ResponderEliminarTriple ufff, querida amiga. Gracias por interpretarlo Tracy
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