15 septiembre 2019
El calendario de la vida no nos enseña a sorprendernos del olvido, de la soledad o del dolor intangible, mientras apreciamos cada segundo a segundo, más y más, el néctar del sentir, de los sentimientos.
Cantarle a la vida es un acto de rebeldía que sólo se ofrece como algo necesario al principio y, especialmente, al final de la vida.
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Yo prefiero vivir la vida sin principio ni final, cada día, cada segundo por sí mismo. Ni antes ni después.
ResponderEliminarSAludos.
SEGUIRÉ TU CONSEJO, MANUELA, GRACIAS.
EliminarSALUDOS DE LUNES SIN "DANA"