09 febrero 2020
Abres los ojos y el techo sigue ahí, blanco, liso y lacado. Palpo el corazón y siento su latido, puedo toser y con esa maniobra que aprendí en mi sala de los ejercicios imposibles, me incorporo.
El pié izquierdo está, pero sigue sin moverse. Me duelen las nalgas y el oído izquierdo sigue más sordo que el de Beethoven.
Me asomo a la ventana y el árbol del jardín, premonitoriamente, sigue echando sus raíces nerviosas por encima de la tierra buscando alimento vital.
Me veo en el espejo del baño y lejos de horrorizarme, veo mucho más que una cara sin plumas, sin maquillaje, veo un alma cuyos sentimientos siguen ahí, los de siempre, más que nunca, completamente reactivados.
Vaya, sigo aquí y lo hice sin darme cuenta. Eché raíces en esta parte de la vida y me cuesta pensar que pueda acabarse sin más ¿o sí? No, es solo un mal sueño, los amantes de la vida somos gente eterna ... ¿VERDAD?
El pié izquierdo está, pero sigue sin moverse. Me duelen las nalgas y el oído izquierdo sigue más sordo que el de Beethoven.
Me asomo a la ventana y el árbol del jardín, premonitoriamente, sigue echando sus raíces nerviosas por encima de la tierra buscando alimento vital.
Me veo en el espejo del baño y lejos de horrorizarme, veo mucho más que una cara sin plumas, sin maquillaje, veo un alma cuyos sentimientos siguen ahí, los de siempre, más que nunca, completamente reactivados.
Vaya, sigo aquí y lo hice sin darme cuenta. Eché raíces en esta parte de la vida y me cuesta pensar que pueda acabarse sin más ¿o sí? No, es solo un mal sueño, los amantes de la vida somos gente eterna ... ¿VERDAD?
Hay que amar la vida y defenderla con uñas y dientes.
ResponderEliminarLo dicho, querida Tracy, somos inmortales ¿Verdad?
EliminarUn abrazo de lunes