lunes, 27 de abril de 2020

Se puede perdonar, pero no olvidar


Fotografía de Robert Doisneau

27 abril 2020
¿Un acto de contrición? ¿Un mal sueño? ¿Masoquismo integral? ¿Ganas de renovar ausencias? ... ¿Qué habrá en ello que tanto me gusta recordarlo?
Escribir los sentimientos en el espejo que crean las lágrimas del estoicismo moral, del reconocimiento del equivocado amor infiel y hasta del propio arrepentimiento, debiera redimir a cualquier mortal que sinceramente lo hiciere, pero la crueldad del dolor producido en el que los sufre, un extracto de despiadada dignidad y  una ancestral negación formativa, no permite que esas ansias se conviertan en algo que lave las heridas que hemos producido en otros u otras. 
Es curioso ver que  el “volver a empezar” con un infiel desconocido, sea más fácil que ante o con, el odiado ofensor. 
- Lástima de vidas perdidas por esa terrible crueldad, error que, aún y siendo irreparable, solo se aprecia con claridad cuando el camino deja ver su próximo final y es justo entonces, precisamente, cando nos hacemos la, aún más, cruel pregunta: ¿Y si hubiera sabido perdonar?
La experiencia cultiva la sabiduría, quizás sea por eso que la vida empieza a llenarse de ella cuando se acaba.