martes, 24 de noviembre de 2020

Un amigo que nunca te abandona

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24 noviembre 2020

-Vete con cuidado, haz la maleta virtual y cambia de vida o de métodos. Eso es lo que parece decirte la Sociedad que nos rodea en cuanto te paras a mirarla sin ser visto aunque, la verdad, es que la mayoría de la gente pasa de ti, los mires o no los mires.

-Por ejemplo, en el otro extremo de tu mundo, es decir: si tienes la suerte de ir en Bus o en el Cercanías, a trabajar, te das cuenta que miles de tíos y tías de toda edad ya no leen el Marca o el As, o ni siquiera leen el País. Están todos leyendo un libraco de pelotas, y/o mandando, wasaps, sms o correos-e, y/o llevan sus mp3, sin que se enteren de otra cosa. Están absolutamente concentrados en hacer lo que quieren hacer, aprovechan el tiempo hasta el límite de sus posibilidades. Es verdaderamente emocionante pensar que algún día alguien pudiera saber que pasa por sus cabezas cuando los veo en plena actuación. Limitarte a verlos es ya, de por sí, un espectáculo inigualable. Bueno, casi como lo de la observación de la especie en la Misa del domingo, que también es pura fuente de arte creativo prosaico, para el que sepa o quiera verlo, claro.

-Es decir, ya no hay amigos donde apoyar una conversación, un magreo cariñoso o un “por ahí te pudras”. Preferimos mandarle un wasap al que llamas tu amigo, antes que irte con él de tapeo. No hay más que ver a nuestros jóvenes que a la que se reúnen en un bar, una discoteca o en el patio del colegio, se sientan juntos, sí, pero están todos dale que te pego botoneando el smartphonesin hacerse npc más que para decirle al que tiene su culo al lado del suyo: “Mira lo que me han mandado tía/tío”.

-Bien, yo tengo cientos de ellos, la mayoría los heredé de mis padres. Hablo de los libros, sí, esos bultos de papel en hojas numeradas, encuadernado con tapas duras o no tan duras, según el precio. Esos sí son amigos para siempre, nunca te abandonan, siempre te hacen compañía, además, alimentan tu imaginación y te llevan a un mundo nuevo del que a veces crees estar, pues es mejor, mucho mejor, que tu propia realidad.

-Rota esa lanza por mi mundo y mis inanimados amigos de papel, diré que entre ellos encontré, hoy, la frase que me devuelve la razón a pesar del marcado sentido antipositivista de su autor:

“El destino de nuestra época se caracteriza por la racionalización e intelectualización y, sobre todo, por el desencantamiento del mundo.” (Max Weber 1864/1920)


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