02 agosto 2021
– Pensé que hoy, no habiendo salido el sol y habiendo refrescado el ambiente, debía darme una vuelta por algún lugar.
– Gente andando, gente mayor, todos con mascarilla y asustándose cuando ven acercarse a otro viejo, pues piensan que, seguro, es de esos que porta el coronavirus de modo asintomático y es posible que, además, sea el gran contagiador que andan buscando los rastreadores. Es como si fuera el mismo diablo. Se alejan de mí como fiera al fuego.
– Me voy a lo que por aquí se llama, “cerca de la plaza de toros” y me siento en el bar de calle San Vicente que hacen un café que de bueno y de exprés, puedes estar siete días relamiéndote de su buen sabor y de no poder dormir en una semana.
– ¿Le pongo azúcar, señor?
– “No, gracias guapa, no, si has puesto tus ojos en él, no hará falta”
– La linda chica que sirvió ese negro café, me mira con cara del que ha visto a un político prometer una bajada de impuestos.
– Finalmente decido vagar en soledad por las solitarias calles del centro de la city y me siento en uno de los bancos del paseo. Me quedé un buen rato ahí, observando y observando todo lo que sucedía frente a mí. Abro mi cuaderno de notas y rebusco lecturas olvidadas y … encontré una que me viene como penalti a favor en el minuto 91 de un partido de fútbol perdido. Leía una frase de Gabriela Mistral que apunté, copiada de uno de sus libros, no hace mucho:
“Tengo un día. Si lo sé aprovechar, tengo un tesoro.”
– Sentí que la suerte de vivir, sigue conmigo.
Hola Enrique!!
ResponderEliminarYa es maravilloso tu dia, con ese paseo, poder admirar esos Toros tan simbolicos de esa plaza, asi como saborear es cafe, que parece delicioso. Y sos todo un galan diciendo esa frase poetica a esa señorita.... espero que tu dia sea inolvidable. Que para mi ya es un dia muy especial leyendote!!
Te mando un fuerte abrazo amigo!!
Gracias, Gra!. Has conseguido que enrojezca... gracias, eres una persona especial.
EliminarUn abrazo cálido de lunes.
Lindo relato, siempre hay que agradecer un nuevo día y la gente que nos rodea. Así como los amigos reales y virtuales. Te mando un beso
ResponderEliminarNunca sobra un buen momento, ni un buen amigo, Judit.
EliminarSaludos y besos mediterráneos, de martes.
Comencé a leerte y cada vez se hacia mas grande mi sonrisa, porque a ocurrente no te gana nadie, y ya , a medida que se acercaba el final del texto, me invadio esa ternura que te da cuando lees algo que te llega al alma.. Y me quedo con la frase de Gabriela y con ese tesoro que es la vida, si la sabemos vivir. Mil besos mi queridisimo Enrique
ResponderEliminarGracias querida Eli. Siempre consigues que mi autoestima suba por encima de lo que merezco.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Cada dia es un tesoro que tu aprovechas muy bien. Saludos amigo Enrique. Solo tenemos esta vida, este dia, este instante, vivamoslo.
ResponderEliminarCarpe Diem, amiga Sandra. A veces quiero, pero no siempre puedo.
EliminarUn abrazo, poetisa.
Hola Enrique: el verano, la playa, la familia que va y viene.( y menos mal que "la que entra por la que sale" como dice Mota), y demás obligaciones de madre, me quitan la agradable visita diaria a tu blog...
ResponderEliminarMuy bien por la máxima de Mistral que intentas seguir al pie de la letra y que además lo consigues. Nos contagias tu optimismo.
En otro orden de cosas: me ha sorprendido la imagen de la Pza alicantina parece más propia de Pamplona. ¿Desde cuándo están esos hermosos astados allí?
Un saludo vital para un hombre vitalista.
Ay, Conchi, como me alegra verte por aquí. Me subes la autoestima.
EliminarLas figuras de los toros frente a la misma Plaza de toros, llevan algún tiempo, no sabría precisarte cuanto.
Eres un encanto.
Un abrazo muy fuerte.