07 octubre 2021 (Hoy es el día de las Rosarios y de las Charos)
– Creí que hoy iba a ser mi primer día de frío… tuve que reír cuando el cielo me anunciaba que en pocas semanas ya será Navidad en El Corte Inglés. La voracidad del mundo comercial es, felizmente, incontenible.
– Me senté y esperé a que llegaran los demás. Media hora más tarde me levanté de mi silla y me fui… nadie vino. Imaginé lo peor. ¿Equivoqué el lugar?
– Me hice mil preguntas: ¿habría alguna misa en el tanatorio que olvidé? ¿cambiaron la hora del Rosario? ¿murió la parejita del Agapornis de Juan y fueron todos a la ceremonia fúnebre? ¿anunciarían, por fin, el compromiso de la Loli con Antoine y lo estaban celebrando y se les olvidó contármelo? ¿habrían robado en el quiosco de Antonio esta madrugada y estaban todos declarando en comisaría? ¿la chica de la cofia habría vuelto a ponerse la falda tubo y los taconazos del 9 para servir los cafés y los anises? ¿habrían comenzado los cursos de yoga en la playa de Muchavista las chicas del maravilloso Club de Danza Latina? … ¿dónde estarán esos atronantes compañeros de las madrugadas?
– Una mañana vacía, pensé, notaba un importante letargo de la sensibilidad pues ya no me veía capaz de describir lo que siempre puedo ver, aunque no exista … lo que siento, aunque no lo vea, lo que oigo, lo que veo, lo que interpreto. Todo estaba metido en un arcón cerrado y atado con un maldito hilo de seda.
– Pensaba que la realidad, la imaginación y el mundo de los sentidos, ¿qué es qué? …
– Recordaba aquellas palabras que un buen día escribiría Aristóteles: “Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos”. Quizás por eso yo siga creyendo que la imaginación, muy por encima de la realidad, es la gran puerta que nos conduce hasta la rehabilitación de los sentidos.
– En mi descargo he hecho muchas fotografías, muchas, aunque la mejor fotografía es la que no se ve y, seguramente, la que nunca he sido capaz de hacer, ni imaginar.
– A cierta edad la mejor forma de vivir es tomarse la vida como viene. Si ella no viene hacia a mí, lo mejor que puedo hacer es sentarme a esperar que se me acerque en alguna de sus formas y lo hago mientras juego a contar modificadas verdades, a inventar sueños, a imaginar verdades, a sentir amores ocultos, y todo ello mientras vuelo en uno de esos maravillosos trineos que robo de algún cuento inexistente de Santa Claus.
– Quizás pretenda decir que … sentir es vivir, sin sentimiento no hay vida.
