06 abril 2022
- No pude evitarlo, estaba en la cola donde se piden los desayunos a tomar en la terraza de una interesante cafetería del centro, y en la espera escuché una conversación de jóvenes adolescentes que iban a lo que yo, pero en plan bocata de lo que fuera y no solo a un café cortado muy caliente, como era mi caso. Al oírlos, creí, más convencido que nunca, que mi Santo Padre tenía razón cuando siempre me decía: "Necesidad crea, abundancia destruye".
- Bien, volviendo a mi ambiente habitual, (me fui a la Playa), me di cuenta de que hoy no estaba siendo un día en el que fuera cuestión de enredarse en eclecticismos absurdos, ni en echar miradas venialmente obscenas a las lindas y minifalderas sesentañeras del rosario de las ocho.
- Hoy me sentía lleno de vida, de espiritualidad, de sosiego, mi cuerpo me pedía marcha, sí, hoy he conseguido mover los tres dedos centrales del pie izquierdo que se habían puesto de duros como los churros de las once de la mañana. Pero en toda esa vorágine del culto al silencio imposible; del rigor espiritual olvidado; del amor a primera vista; del culto al arte que ofrece la inexplicable y gélida vista de los primeros toples de la temporada, pues el cuarenta de mayo aún no ha llegado; del celo de los lobos mal amamantados a la madrugada y, como no, de los suspiros del mismo Dios al vernos así, en este cruel aunque soportable estado, he comprendido que hay que devolver el rumbo de lo posible en la dirección que apuntaba Juan Benet: “Vivir satisfecho de uno mismo ha de ser muy aburrido, por eso no hay mejor cosa que meterse en aventuras“ … y me fui al Ateneo de mis amores a contar historias imposibles y a escuchar eso que cuando hice la mili en los veranos del 68 y 69, en Castillejos, lo cantábamos mientras marchábamos al ritmo de un, dos, un, dos ... "vamos a contar mentiras, tralará..."
- La vida es bella y, ya sabéis, "no hay nada más necesario que lo superfluo".
Así es querido Enrique.
ResponderEliminarMe encanta que estés de acuerdo, Tracy, para mí es como una bendición. Gracias
EliminarHay que vivir y tratar de ser feliz y estar en paz. Te mando un beso.
ResponderEliminarLo importante es creérselo, Judit.
EliminarUn abrazo, escritora
La vida es bella si sabes vivirla, asi es que a vivir amigo Enrique. Saludos.
ResponderEliminarIntento aprender a hacerlo, amiga Sandra, aunque a veces creo que llego un poco tarde a esta gesta.
EliminarUn abrazo.
Cierta la primera frase que comentas, necesidad y destruye. Y a tener en cuenta en hijos o nietos... Este último aspecto, el nuestro. Y si bien no llevamos la responsabilidad de los padres respecto a ellos, lo que hagamos en ese sentido, el día de mañana miel sobre hojuelas.
ResponderEliminarSobre la segunda, la de meterse en aventuras, más de lo mismo. Cierto es que según quién y cómo. Y en esto, salvando las circunstancias de cada uno, creo que andamos parejo.
Satisfecho de mí?... No me lo había planteado. A disgusto desde luego no estoy.
¡Más que aceptable, sin duda! :))))))
Bueno amigo, siempre un placer encontrar tus reflexiones, citas de sabiduria, aventuras varias, diálogos, propios y ajenos, etc.
Fuerte abrazo Enrique.
Tus comentarios son, siempre, el punto sobre la i necesario para mi forma de ver las cosas. Me encanta que lo hagas, nunca te quedas en un simple suspiro, entras a valorar lo escrito, me encanta, me encantas, sí, eso es.
EliminarUn abrazo, Ernesto, hoy ha salido el sol por aquí y hay que aprovecharlo.
Siempre me gusta como cuentas, siempre creo que la vida es bella...¡solo hay que saber dónde pararse a mirarla!
ResponderEliminarAbrazo va y ¡que sigan tus aventuras mi querido amigo!
La belleza, igual que la felicidad en nuestra única vida, está en todas partes, dulce Lu, lo difícil es encontrarla, primero y luego saberla ver.
EliminarYo, de siempre, solo un gran afortunado.
Un abrazo de sábado.