Catherine Black
04 julio 2022
- Anoche, en una de esas largas conversaciones que mantengo conmigo mismo y mi otro yo, en la más pura intimidad y oscuridad de mi cuarto de noche, me preguntaba si la razón se adquiere con la edad o es la edad la que la destruye. No obtuve respuesta alguna.
- Esta madrugada, apenas los primeros rayos de luz me enturbiaban el pensamiento y azuzaban a mis cerrados ojos para que volvieran a la realidad, comprendí que solo el amor, el sentimiento, la lealtad y algún otro olvidado valor, podrán ayudarme a mantener firme el timón de la existencia.
- Luego me fui a Misa, me reencontré con la capitana del Rosario de las ocho y sus minifalderas y adorables sesentañeras que la acompañan y nos dimos (sin exagerar) unos trescientos abrazos, alguno más largo que otro.
- Más tarde y entre abrazos de bienvenida, tomé en la Sacristía mi vino dulce de misa con las pastas de Doña Gertrudis y ya se me olvidó todo ... todo lo que se puede contar.
- La vida, vivir, debiera ser una cosa sencilla, a veces, incluso, creo que quizás sea así.
Ayyyy... Me quedo con el final y con todo jajajajja ... Dias y días, en que nuestra mente cuestiona y se pregunta tantas cosas que nos perdemos el sabor de la cotidiana belleza, los abrazos de esas niñas, las ricas pastas, el sol y la lluvia, la sonrisa del amor las palabras que adoramos, el beso.. etc...porque estamos ahi, en esa nube de incertidumbres que muchas veces no tienen respuesta.. Vivir...de eso se trata. Te quiero..disfruta este bello dia lunes. Besossss
ResponderEliminarGracias, querida Eli. Vivamos, aún y en la nube de las incertidumbres.
EliminarGracias por tus, siempre, sentidos comentarios. Eres un ángel.
Abrazo muy fuerte.
Desconozco la respuesta a tu reflexión sobre la edad y la razón. Referencias personales a día de hoy, a mis 73 años, no tengo. :))))))
ResponderEliminarReferencias de entorno, abuelos, padre, otros mayores próximos, vecinos, etc., no dan esa inquietud... Que no quiere decir que no sea real.
Observo, eso sí, la relevancia del rosario, el vino dulce, las pastas y Doña Gertrudis... A esas edades, claro.
Cuando esté en ellas, ¡ver venir!
Abrazos Enrique.
Las reflexiones, habitualmente, como el fuego terrenal, suelen consumirse en sus propias, variadas y contradictorias, conclusiones, Ernesto.
EliminarMi Sacristía, mi vida oculta en ella ... solo son motivo de alegría y alguna vez, pecado de pensamiento, solo eso. La vida parroquial es genial, tardé casi toda una vida en comprenderlo y en acometerla.
Ver venir, siempre.
Abrazo fuerte.
El hombre vino descomplicado a la vida. El capitalismo y su propiedad privada, nos mató, quitándonos de un tajo lo que más nos identificaba naturalmente: la fraternidad, pero aún habemos (te incluye) quienes conservamos la razón y el amor. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos A., a mi edad me toca mantener esa actitud por el bien de las generaciones futuras que pululan a mi alrededor.
EliminarUn abrazo fuerte.
¡Qué cachondeo tienes encima !, jajajajaja
ResponderEliminarPssssssssssssssssssssssss, procuro que así sea, Tracy.
EliminarAh, hoy he salido a la calle con mi Ferrari monoplaza de seis ruedas chicas, me he sentado en la puerta de la farmacia (estaba agotado) y me he quedado más a gusto que un marrano en un charco.
La vida es sencilla nosotros la complicamos . Te mando un beso.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Judit. Esa filosofía, que es la de nuestro Ernesto, es la que debemos seguir, sí, hacer que la vida sea sencilla es primordial.
EliminarUn abrazo, escritora.
A qué tanto pensar amigo? No tiene caso meterse en los laberintos de la mente, mejor es salir a la calle, caminar, disfrutar del sol, la llovizna, el saludo a los vecinos, el abrazo...
ResponderEliminarAcá va el mío desde el sur del sur.
Tienes razón, Lu, debo recuperar mis Misas y dejarme de tanto pensar. Te voy a hacer caso.
EliminarMuchas gracias, dulce Lu, un abrazo muy fuerte