17 enero 2023
- Oía la música y no sabía de dónde venía. Sus latidos golpeaban con duro oleaje las escaleras de acceso al surco de la música del sueño.
- Levanté las velas y agudicé los sentidos … entré en ese trocito de cielo, una tienda antigua; de puertas, cristaleras y estanterías antiguas; muebles antiguos de madera vieja y manchada; limpio todo el espacio como si allí nunca hubiera entrado ni el mal, ni el polvo, ni el dolor; todos vestían con ropa antigua, tenían caras antiguas y hablaban lenguas antiguas.
- Al fondo, como si se tratara del mismo Joshua Bell, allí estaba él, un joven, más bien un niño, que tocaba el violín como los mismos ángeles dejando sonar ese Adagio in G Minor de Albinoni que tantos y tantos recuerdos me trae.
- Anoche hablábamos con una amiga, una mujer excepcional, del olvidado valor de las cosas sencillas … ésta lo ha sido.
- Pasear por el barrio antiguo, siempre abre la puerta a la sorpresa más onírica.
La canción mas hermosa de la música clásica - Albinoni - Adagio in G Minor
Cuatro de mis mejores refugios
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!Hola Enrique¡
ResponderEliminarLeerte en esta exquisita Prosa, es entrar en ese pedacito de cielo, será por haber levantado las velas y agudizar los sentidos? Esto último me está pasando a mí ahora mismo para escuchar bien la música de este violín que no sé si canta o llora. Todo un encanto, amigo, para mis sentidos. Gracias por tu buen hacer que me inspira, fantástico¡¡¡ Te dejo mi gran admiración y estima!!!!
Se muy, muy feliz.
Gracias, Marina, he enrojecido, eres muy amable.
EliminarUn abrazo.
Uy tienes todo la razón las cosas sencillas y a veces sin valor son las mas valiosas. Adoro la música siempre inspira y calma . Te mando un beso.
ResponderEliminarCosas sencillas ... ¿Dónde quedaron?
EliminarUn abrazo, Judit, feliz miércoles, escritora
En la sencillez de las cosas hay paz y belleza.
ResponderEliminarSaber apreciar la hermosa sencillez de todo se consigue con el paso del tiempo.
El paso del tiempo, un juez inexpugnable. Bien dicho, Tomás.
EliminarFeliz noche.