18 abril 2023
- A veces, como siempre propugna nuestro Emilio, debiéramos escuchar más, mucho más, a los niños que con su inocencia dan soluciones a un mundo que olvidó su procedencia y que de tanta brutalidad esparcida aquí, allá y acullá, esta se ha convertido en normalidad y que ya a nadie preocupa pues la importancia de las noticias sobre las muertes por la guerra son inversamente proporcionales a la distancia en que se producen.
- Más que nunca debiéramos dar cabida a la lúcida voz moral de John F. Kennedy cuando dijo que "el hombre tiene que establecer un final para la guerra, si no, esta establecerá un fin para la humanidad".
Parece que no hay interés en acabar con las guerras. Un beso
ResponderEliminarNinguno, Ilduara, poder y economía, esos son el apocalipsis de hoy
EliminarBeso de miércoles
Disculpa, Susana, estoy mayor y se me van los nombres.
EliminarUna frase muy lúcida, a ver si se la dicen a Putin.
ResponderEliminarNadie se atreve, Tracy.
EliminarMe temo que ya cruzamos esa línea de retorno a la cordura. Cada día vemos más y más conflictos. El ser humano en su loca carrera de bienes y dinero, olvidó todo sentido ético y estético.
ResponderEliminarAbrazos estimado Enrique
La estupidez humana no tiene limites, Tatiana, prueba de elklo es que somos la única especie que tiende a autodestruirse.
EliminarAbrazo, amable amiga.
El individualismo es el origen del caos. Los intereses de determinados personajes mueven los hilos de la economía, sociedad y hasta de la fe. Somos marionetas de una época. Las máquinas aletargan nuestros cerebros, la comodidad nos impide rebelarnos, salir de nuestra zona de confort. Somos lobos para el hombre. Vivimos a la defensiva, la diplomacia está en crisis, nadie quiere perder. En este clima la yesca arde con facilidad. El negocio de la guerra otorga pingües beneficios a unos cuantos. Importa el aquí, ahora, mañana los beneficios pueden ser de otros. Guerra, economía y poder van de la mano. El movimiento hippie se quedó en un modo de vestir al que ahora añaden la palabra chic. El frente en la guerra contemporánea es otro, guerra biológica en todas sus manifestaciones. Los alimentos, el agua y las energías están en juego, quien los posea será rico. Cambiará el mundo y los agrimensores tendrán que marcar nuevas fronteras. ¿Quién empuñará a Excálibur?
ResponderEliminarUn beso.
Una magnífica radiografía de la situación, Ilduara. Nada que añadir, solo sumarme a tu pregunta final.
EliminarUn abrazo sentido, Ilduara.
El hombre debería cambiar por completo para que no haya mas guerra y muerte sin sentido. Su codicia y estupidez no lo dejara nunca . Al paso que vamos nos mataremos nosotros mismo o al mundo. Te mando un beso.
ResponderEliminarSolo se aprende de los errores, pero el hombre anda en una deriva que no sé que final tiene, Judit.
EliminarUn abrazo, escritora.
No parece que hayamos aprendido mucho.
ResponderEliminarDesde nuestro origen hasta hoy ahí seguimos... matándonos.
Saludos.
Así es, TS, antes lo hacíamos con piedras y palos, pero ahora ... da miedo.
EliminarUn abrazo, compañero.
Quizás no estemos ad portas de la sentencia Einstein: "la tercera guerra mundial será con palos y cuchillos".. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSí, eso parece un final como el del Planeta de los Simios, Dios dirá, Carlos, yo no veo un futuro realizable en estos momentos.
EliminarUn abrazo.
Hola Enrique es tan triste la guerra.... no me gusta ni pronunciar la palabra guerra.... es muy negativa, me genera mucha impotencia.....
ResponderEliminarSi es muy cierto si todos tendríamos el razonamiento de un niño no existirían las guerras....
Hay países que viven en una guerra sin fin......
Te mando un abrazo enorme y espero que estés bien de salud.
Gracias, Gra, me alegra volver a verte.
EliminarLo de las guerras es ya un imponderable de nuestros noticiarios que muestra la estupidez humana que es la única especie que tiende a autodestruirse.
Un abrazo fuerte.
Siendo consciente de las "realidades" que abarcan al mundo, la humanidad, el día a día de hoy, algunas quedan expuestas tanto en tu reflexión como en los comentarios, cabe no olvidar que el todo real no es sólo eso.
ResponderEliminarY si bien ello engloba, y angustia, una parte de la realidad, aquí y ahora, hay un devenir que, a quienes ya ejercemos de "jubilados", como señala Juan L. Trujillo en su blog: http://juanltrujillo.blogspot.com/2023/04/jubilado.html , siempre nos queda esa felicidad al alcance de la mano!
Ese mañana pintado tan feo, que de seguro no viviré, les corresponde gestionar a mis nietas.
¡Y sabrán lo que tienen qué hacer!
Gran abrazo amigo Enrique.
PD: Mientras escribo oigo como la señora encargada de limpiar la escalera, cada viernes a estas horas, va golpeando el cepillo por el suelo. Sus pre-ocupaciones de ahora no creo que estén centradas en augurios tan sombríos... ¡Seguro que no!
Decía mi Santa Madre que la ignorancia de los problemas es la forma de entrar en la más feliz de las vidas, pero los chavales (nuestros nietos), están en ello, en arreglar el mundo o en eso debieran estar, querido Ernesto. Recuerdo que yo, a los 14, ya estaba en Preparatorio (entonces era, Preparatorio, Selectivo y tres de carrera, saliendo con el bachiller elemental aprobado y por ello a los 19 ya me hice Aparejador), y ya salía a correr delante y detrás de los grises reclamando libertad. Los tiempos han cambiado y, seguramente, tienes razón. Mi abuelo Enrique ya le decía a mi Padre en los 60: "Déjalos que se espabilen y que aprendan a luchar por el futuro que quieren" y así fue, aquí estamos, Ernesto.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Decía mi Santa Madre que la ignorancia de los problemas es la forma de entrar en la más feliz de las vidas, pero los chavales (nuestros nietos), están en ello, en arreglar el mundo o en eso debieran estar, querido Ernesto. Recuerdo que yo, a los 14, ya estaba en Preparatorio (entonces era, Preparatorio, Selectivo y tres de carrera, saliendo con el bachiller elemental aprobado y por ello a los 19 ya me hice Aparejador), y ya salía a correr delante y detrás de los grises reclamando libertad. Los tiempos han cambiado y, seguramente, tienes razón. Mi abuelo Enrique ya le decía a mi Padre en los 60: "Déjalos que se espabilen y que aprendan a luchar por el futuro que quieren" y así fue, aquí estamos, Ernesto.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.