02 octubre 2023
- Me acerqué, muy temprano, para tomar mi humeante descafeinado italiano recién traído de Milán y me dediqué a escucharlos ... como siempre:
- Rufino, que acaba de llegar de las tierras del norte, se arranca con un: "No sé por qué habláis tanto de rojos, azules o manchegos para la independencia, no os entiendo, a nuestra edad solo nos debiera interesar que nos suban las pensiones, que baje el precio de la verdura y la fruta, y que nuestros hijos tengan trabajo ... para que no nos necesiten"
- "Pues a mi lo que me interesa es que mis nietos aprendan inglés para que algún día puedan largarse de este País de corrupción, de enchufados y de torpes como nosotros que les seguimos votando" - Se suelta un rejuvenecido, Pere.
- Y así fueron todos contando sus cosas en esa especie de confesionario público, muy al estilo de aquellos lavaderos públicos de nuestra infancia, pero la voz discordante de la madrugada la puso hoy ese monstruo del amor infiel virtual, ese adorable francés del Languedoc que tantas y tantas buenas tardes y noches, nos ha hecho sentir con su vitalidad y su gracia para contar sus amorosas aventuras, sí, hoy Antoine ha puesto la guinda y, además, en un perfecto castellano. Antoine se levantó de su silla y dirigiéndose a la Loli le gritó: ¡Ñiña, ven aquí, por Favor!
- La Loli entre sorprendida y halagada, se acercó y puso cara de ... ¿Qué quieres, francesito de mi vida?
- Y él, (el Antoine), con esa elegancia y gracia que le caracteriza le dijo ... ¿Bailamos preciosa mía?
... y los dos, como si fueran dos perfectos enamorados se pusieron a bailar un precioso tango que nadie oyó pero que solo ellos y yo mismo, disfrutaron y disfruté, como dos colegiales y un veterano amante del amor, aunque sea espontáneo.
- Todos callaron, incluso la Leonor, pero al final y al último e insonoro compás de ese Bachatango que tanto me pirra, alguien desde el fondo gritó ... ¡¡¡¡ Viva los novios !!!! ... y a partir de ahí se armó la fiesta de siempre y que evitaré contar otra vez para no ser cansino, ni algo mentiroso.
Bonita entrada Enrique. A mí el baile me enamora. Mientras bailas no puedes pensar ni en independencia, ni en corrupción, ni en familia alguna.
ResponderEliminarUn besazo.
Gracias, Mara, coincidimos en todo, en deseos y en el baile, claro. Ahora ya no puedo, pero sigo bailando sentado y lo hago bien.
EliminarUn abrazo.
Precioso!!!!Creo que finalmente Antoine fue la frutilla del postre de esa reunion junto a la Loli, porque es verdad que a veces nos vamos por las ramas hablando y discutiendo sobre situaciones que nos exceden y que no podemos modificar y nos perdemos este instante, tan nuestro, tan disfrutable, siempre y cuando estemos dispuestos a ello, y lo mas bonito es que además contagiaron esa alegria al resto de compañeros. Mi querido Enrique, te dejo un abrazo giganteeeee!!!!
ResponderEliminarGracias, Eli, la chica de corazón gigante eres tú.
EliminarTu comentario es siempre oportuno y que crea entusiasmo en mí, pero hoy, entre otras de tus grandes frases me quedaré con esta que voy a guardar en mi libreta verde: "discutiendo sobre situaciones que nos exceden y que no podemos modificar". Pasan los años y cada vez con mayor ahínco y cuanto más mayores nos hacemos, con mayor intensidad, perdemos el tiempo en cuestiones que nada tienen que ver con nuestra vida actual. Lo mejor es dedicarse a leer un libro y hasta a escribir y si no es posible pues a ver el fútbol-tv o a ver esas magníficas series que dan como la que yo sigo, la mexicana "'Un camino hacia el destino'" que me pirra.
Buenoooo, ya me he pasado, feliz martes, querida Eli, larga vida a tu alma y a tu cuerpo, claro. Un abrazo muy fuerte.
Son una linda pareja. Linda historia te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, amiga Judit.
EliminarFeliz martes, escritora
Bueno, la noche terminó bien. Y, el tango, adobado con bachata qué espectáculos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarVivir y dejar vivir, querido amigo Carlos Augusto, ese es nuestro objetivo cada día. Disfrutar de la vida cada segundo, ya sabes, la vida no es eterna.
EliminarFeliz martes.