- No siempre hemos sido capaces de entender y/o valorar donde están los riesgos y que nos puede pasar si esos riesgos se convierten en algo tremendamente cruel.
- Parece como si todo el mundo quisiera ignorar que los riesgos están más cerca que nunca, dos guerras relativamente cercanas, la radicalización de la política bipolarizándose más que nunca donde los extremos se adueñan del mundo, de nuestra cultura y de nuestra voluntad a poco que nos demos cuenta.
- Cuando era joven, muy joven, creía en los ideales que aprendí de mis mayores y de mis propias experiencias y conocimientos (casi siempre ocultos), ahora, en el mundo de hoy, los ideales están de vacaciones ... "y al mundo no se le ocurre nada".
Si no nos hemos aniquilado ya, no creo que lo hagamos. Un beso
ResponderEliminarAl tiempo, Susana, al tiempo.
EliminarRecemos, no se me ocurre otra.
Feliz noche
El mundo cambia a toda velocidad, los ideales se consideran dogmas, la tradición se considera vetusta, los mayores fósiles, los principios y las leyes están ahí para ser violadas.
ResponderEliminarHace tres años que me jubilé, conocí a muchos jóvenes que valían la pena, lo que pasa es que el maligno grita y hace más ruido.
Un beso.
El silencio de los buenos se hace cada vez más notable, Ilduara.
EliminarNo sé hasta donde llegará la sinrazón de los políticos de hoy.
Busquemos el sueño y con él la paz.
Buenas noches.
Hace unas horas iba en pleno periférico, maximo 100 km/h; yo iba al centro y a la derecha, al borde hay una colonia, no es nueva, pero hay demasiados niños y perros. Un señor iba con sus tres mascotas, perros grandes y juguetones, uno de ellos, el blanco se soltó de su mano y se puso como cangurito a brincar y correr, se atravesó a los dos autos de mi derecha, a mí que iba al centro. Desde atrás y no sé por qué ya había imaginado que ese perrito se podía soltar y fui disminuyendo, por ahí escuché varias veces "mujer tenías que ser", todo fue muy rápido y los autos de mi derecha detuvieron en seco pero recibieron golpe de los que venían atrás, el de mi izquierda también; y yo que venía con precaución porque lo había visto no recibí golpe, ni los que venían detrás mío. ¿Sabes qué saco de eso?, que aún hay personas que se preocupan y se ocupan; y eso hace que valga la pena.
ResponderEliminarPerdón por lo extenso.
Lo has expuesto de maravilla, Maia, nada como un buen ejemplo para explicar un tema.
EliminarGracias, feliz día.
Me temo que ese es el gran problema de nuestra humanidad: la polarización causada por el escaso respeto por el otro. Las ideas ya no se defienden con buenos argumentos. Hoy predomina la ansiedad por eliminar todo aquello que no va con nuestro pensamiento.
ResponderEliminarAbrazos estimado Enrique
La ansiedad por eliminar al otro y el conmigo o contra mí. Un horror, Tatiana, no sé hasta donde llegaremos sin hacernos daño.
EliminarUn abrazo.
Los riesgos se ven con la edad.
ResponderEliminarS, puede ser, a veces lo pienso, quizás los viejos somos más catastrofistas que realistas, no lo sé, pero es como lo veo, Tracy.
EliminarEs que como sociedad nos estamos autodestruyendo. La indiferencia y la estupidez reinan. Te mando un beso
ResponderEliminarLa estupidez humana no tiene límite, Judit, tienes razón.
EliminarUn fuerte abrazo, escritora.
Pues sí, todo se repite, la historia no nos enseña nada... No queremos aprender...
ResponderEliminarUn abrazo
Y si además la historia se reescribe a gusto del poder reinante, apaga y vámonos o, mejor, si paran el mundo me bajo, maestro de la fotografía.
EliminarUn abrazo, Ildefonso.
Fuimos bohemios con pensamientos, cuestionadores, en esa idea de ser sujetos de conocimientos, no objeto de la educación. Hoy nada parece mover la mundanidad. un abrazo. carlos
ResponderEliminarLa mundanidad está llena de grandes vacíos, querido amigo Carlos Augusto.
EliminarEl mundo de hoy tendrá que reaccionar y pronto.
Feliz tarde y noche.