04 noviembre 2023
- Llega esa hora en que los sentimientos empiezan a recomponer fuerzas para saber si son compatibles con la vida, con el día a día y en ese cohonestar necesario de intereses propios y extraños y es entonces cuando doy por bien vivido los sentimientos que anoche pude recuperar de mis estrías del dolor que ellos producen cuando se trata de recordar a aquel amigo que anoche ya no vino a nuestras reuniones de los viernes la nuit y que ya no vendrá nunca más.
- Durante media hora y mientras iban llegando unos y otros hasta completar el total del grupo de amigos de siempre, hubo silenciosos y largos abrazos, era como hacérselos a la vida y en el silencio iba la rabia, la resignación y el orgullo de seguir aquí sin olvidar, sin negar la compartida evidencia, pero administrando ese dolor que producen esas bajas en amigos que no hace tanto parecía que iban a estar siempre con nosotros, entre nosotros y sin pensar en la fatal evidencia que anoche nos fustigó a todos como un látigo lo hace ante un malhechor del inevitable sentimiento.
Mientras alguien viva en nuestro recuerdo no muere del todo. Es tan grato llevar a alguien a quien queremos en el corazón, espanta la soledad y nos mantiene vivos a ambos.
ResponderEliminarUn beso.
Lo has descrito perfectamente, Ilduara.
EliminarGracias.
Siento tu pérdida. Un beso
ResponderEliminarGracias, Susana.
EliminarUn fuerte abrazo.
Y así es la vida. Cuando vamos viendo que ya no somos los amigos de siempre y que comienzan a faltar y nos cuesta aceptar, más amamos la vida. La vida es un camino que comienzan varios, pero no llegan todos al mismo lugar.
ResponderEliminarAbrazos estimado Enrique
Terriblemente cierto, Tatiana, nada contra la evidencia, solo el consuelo y la fe sea cual sea, pues si después de la muerte no hay nada, menudo desengaño.
EliminarUn abrazo.
Respetables sentimientos amigo.
ResponderEliminarAbrazos Enrique.
Gracias, Ernesto, muy amable.
EliminarEsa es la constatación de que hemos vivido, y hay que seguir viviendo con la felicidad que nos toca. Saludos. Carlos
ResponderEliminarCuánta razón tienes, Carlos Augusto. Apreciar lo que tenemos es el principio de entrar en el mundo de la felicidad.
EliminarUn fuerte abrazo, escritor.