La parte cruel de la sociedad con los discapacitados.

 

Imagen creada con la ayuda de Bing AI

18 diciembre 2023

- Hoy me encontré a Manolo (excompañero profesional de toda la vida y que hacía unos diez años que no veía), y los dos de pie en la cola de la vacuna del neumococo, tan valientes como siempre, no pudo él evitar contarme su estado:

- Te invitan a las cenas y/o comidas de Navidad a las que antes eras el animador, pero lo deniegas pues tu movilidad ya no te permite estar para fiestas en espacios concurridos y lejanos de casa, aunque solo haya que ir tres manzanas más allá de donde te escondes.

- Cuando te llaman en casa y te dicen ... ¡¡pero si te lo he dicho tres veces!! te das cuenta de que haberte quedado sordo de un oído al 100% y que con el 60% que te queda del otro, eso no sirve para que no te rechacen con un... ¡me escuchas alguna vez!

- Cuando estás en el Centro de Salud y a pesar de llevar tus dos muletas, ves que nadie se levanta de la silla para dejarte su sitio (ya lo ves, aquí mismo sucede lo que te cuento).

- Me dejan ir solo con mi coche (aún puedo), pues así no molesto, ni esclavizo a nadie de los míos con horarios y desplazamientos intempestivos. 

- Cuando tengo que vestirme en casa me apremian con un... ¡qué lento eres, coño!

- Bajar y subir del coche (automatizado), es una verdadera aventura, tardo tanto que nadie me espera y yo hasta me alegro, así me vito más reproches.

- Todos, Enrique, dicen ser muy atentos con el discapacitado y hablo de los familiares, pero la verdad es que ni ellos, ni la sociedad en general los soporta, molestan, molestamos, ya no servimos bien a nadie y solo cuando desapareces suelen presentarse todos como aves de rapiña para ver si hay herencia.

- Manolo empezó a sollozar y me dijo: "disculpa, no puedo seguir, vamos a vacunarnos y ya hablaremos por wasap, toma mi número de teléfono, porque esto no tiene remedio, Enrique".

- Ante tan desagradable lamento no pude evitarlo y le dije: "Sí lo tiene, Manuel, amor".

- Me miró fijando sus ojos de un modo tremendo en los míos y tras unos segundos de silencio se acabó abrazando a mí (una vez que una amable y joven muchacha, que parecía extranjera, le cogió las dos muletas), y me dijo al oído: "Claro, yo nunca he tenido de eso, Enrique, que suerte has tenido tú."

- Manuel me contó más cosas, pero he querido evitar contarlas para no regalar tanta crueldad.

- Son días en que, efectivamente, para algunos no es un tiempo feliz, el amor no vive en todas las casas, ni en todas las familias. 

@etarragó

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