14 diciembre 2023
- Anoche, mientras veía pasar las horas por encima de mis sueños, recordaba que a mí siempre me ha gustado el café muy negro y muy cargado, pero muy dulce. Seguramente ese gusto lo adquirí cuando de niño mi tío Sisquet, en las post comidas de los días festivos, me daba, al menos, un terrón de azúcar bañado en café rematadamente negro, lo cual me encantaba y nunca he olvidado.
- Quizás por ello y sin yo saberlo, me he acomodado de una forma natural a mi mundo y forma de vida actual, es como si me hubieran preparado para ello desde niño.
Enrique, ahí si hay que decir que es un recuerdo dulce. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSi, fue un buen aprendizaje, Carlos Augusto. Lo peor siempre se puede endulzar con la felicidad que ofrece saberte querido por las personas que te rodean.
EliminarFeliz viernes.
Qué lindo recuerdo nos cuentas. es de esos recuerdos imborrables que cada quien atesora y los revive de tanto en tanto.
ResponderEliminarRespecto al café... sólo tomo uno, a lo sumo dos, cada día. El infaltable es el del desayuno ¡Qué placer sentir su aroma y saborearlo estando aún somnolienta!
Y lo tomo amargo. Me gusta su sabor natural.
Otro abrazo
Eso decís todos los buenos cafeteros, yo no lo soy, me gusta todo dulce, aunque sea abase de stevia
EliminarUn abrazo, dulce Lu.
Son los pequeños pla eres de la vida. Un beso
ResponderEliminarY que aún recuerdo, Susana. La verdad es que sólo me acuerdo de lo bueno.
EliminarFeliz noche
Cada vez tomo menos dulces, salud impera.
ResponderEliminarSoy de café solo y sin azúcar.
Un beso.
Haces bien, azúcar y sal, ni probarlos. Yo me endulzo el café con stevia, azúcar, prohibido.
EliminarFeliz noche.
A mi me gusta el café con leche pero sin azúcar. Te manco un beso.
ResponderEliminarEntonces eres buena cafetera, como Lu, yo no puedo con el café solo.
EliminarUn abrazo, Judit.
Sí, recuerdo aquellos terrones de azucar, aquellos tiempos... A mis tías y tíos. Algunos "maestros".
ResponderEliminarBuen finde amigo Enrique.
Abrazos.
No se lo digas a nadie, Ernesto, pero, a veces, me los daban mojados en el carajillo, así empecé yo a beber de bien pequeño, jajajaja.
EliminarUn abrazo, Ernesto.