03 marzo 2024
- Ayer, nuestro querido y admirado Ernesto, nos hablaba de esa bendita forma de entender el tiempo cual es andar escribiendo y/o leyendo, aún y siendo en precarias y resumidas publicaciones blogueras, pero que tienen su atractivo ya que la diversidad de ellas es inmensa, tan grande como lo es el propio mundo internet.
- Hoy, siendo festivo, sí, ese día en que los más mayores suelen ir a buscar calor, cariño y hasta amor en las casas propias y o extrañas de los familiares más cercanos, encuentro a algunos (cuando voy a comprar la prensa y/o el pan), que están muy contentos porque van a pasar el día a casa de sus hijos, unos, y otros muy tristes porque o no tienen descendientes al alcance del calor necesario para verlos y/o por estar viviendo en zonas lejanas y ni unos ni otros hacen mucho por verse pues, especialmente, los descendientes andan muy ocupados (lógicamente), con atender la vida de sus "niños" y de sus amigos y no tienen tiempo para nada.
- Antonio, ese fiel amigo de toda la vida, a pie del quiosco y con su dos periódicos y cuatro revistas bajo el brazo, despidiéndose, me dice: "Ay, Enrique, qué suerte tienes, nosotros no tenemos donde ir, pasaremos el día en casa, yo seguiré durante un buen ratito escribiendo en mi blog y leyendo a los que sigo como terapia personal; me leeré los periódicos; veré una película en TV y luego, al final de la tarde, igual continúo arañando letras, pensamientos y razones a las que prestar atención en el mundo de internet. Hasta semana Santa no vendrá mi hija con los nietos a vernos y ya estamos contando los días".
- La vida es bella, aunque, a veces, muchas veces, no lo parezca. Mi Madre siempre me lo decía cuando yo le preguntaba si no se aburría de estar siempre encerrada en casa trabajando haciendo camisas: "Vivir con Ella (la vida), y con quien más quieras en el mundo, casi siempre y con el amor necesario, es todo cuanto se necesita".
No sólo la sabia enseñanza de tu madre, sino también tu/vuestra propia impronta en la vida os da, día a día, la belleza, el calor, la compañía, el amor que, siempre rezumáis. Y tú compartes con nosotros.
ResponderEliminarFuerte abrazo a los dos.
Gracias, Ernesto, domingo lleno de emociones.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hoy estáis todos tristones, ¿O seré yo la que lo estoy?
EliminarY mira que cosas tan sencillas como las que describes producto de la modernidad, desaparecen…Recuerdo a mi padre y su costumbre de levantarse temprano los días domingo para ir en busca del diario que se leía completo, con revistas y puzle incluido. La vida es bella si aceptamos que cosas tan simples -como leer un diario- hacen feliz a los que amamos…Mi padre partió y ya los quioscos de diarios se van extinguiendo, porque los periódicos se van editando en forma digital.
EliminarAbrazos estimado Enrique
Ay, Tracy, tú nunca estás triste, solo y a veces, algo cansada. Tú eres indestructible.
EliminarAsí es Tatiana, esas cosas sencillas son las que nos dan la vida, quizás la parte buena de la vejez es aprenderlo aunque sea tan tarde.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me gusta un poco de visitas y un poco de soledad. Un beso
ResponderEliminarCoincido contigo, Susana. La soledad buscada es una delicia, la obligada, en absoluto.
EliminarFeliz lunes.
La lumbre se apaga si no se echa leña. Y la lumbre de la vida necesita mucho combustible, querido Enrique!!!
ResponderEliminarYo estoy de acuerdo contigo en que necesitamos del afecto ajeno. Es para nosotros imprescindible. Pero creo que no nos debemos quejar de que nos falte, sino que debemos preguntarnos si hemos hecho lo necesario por tenerlo, por tener nuestra casa caldeada... de amor. Lo debemos trabajar, y ser conscientes y honestos con nosotros mismos para aceptar las consecuencias de no haberlo hecho. Coherencia...
Pero creo que el amor no lo es todo en la vida. Es indispensable, pero no es suficiente para sentirnos bien con nuestra vida. En esta vida también necesitamos reconocernos, descubrirnos y aceptarnos. Se trata del famoso "Conócete a tí mismo" del frontispicio del santuario de Delfos (donde el famoso oráculo!!!), luego popularizado por el filósofo Sócrates.
Pero creo que hay más. A la vida, hasta el día de nuestro adiós, la debemos llenar de sentido y de un propósito. Podemos jubilarnos laboralmente, pero es muy peligroso jubilarse mentalmente o anímicamente. Entre otras cosas, porque el ocio de la mente es nocivo para nuestra vida (quiero hacer un post sobre ello, con los descubrimientos realizados por la neurobiología). A la mente hay que darla trabajo, o nos termina jugando una mala pasada.
El problema es que para todo ello se necesita energía, y van llegando unas épocas en que nos va abandonando. Ahí es donde, mal o bien, tenemos que sortear el escollo, y llenar nuestra vida de pensamientos, actividades y relaciones que llenen nuestra vida de ilusión. Sí... ilusión.
Y ya he soltado mi speech!!! Sorry, amigo. Escribo más en tus blogs que en los míos!!! (para reirnos!!!)
Un enorme abrazo, querido amigo!!!
Jajajaja, nunca escribes de más, querido Emilio, tus mensajes son escuchados con atención por todos los que te seguimos incluso pudiera estar de acuerdo en lo que hoy has escrito aquí sobre el amor, de su existencia, de la forma de sustituirlo y hasta de como conservarlo y cuando hablas de amor hablas de amistad, el de hueso contra hueso (apretando), y hasta de como conservarlo a la vez que animarnos a descubrir nuestros propios valores que son los que nos tiene que llevar a una vida muy digna aunque pudiéramos sentirnos solos. Tenía un gran amigo y muy activo, al que se llevó la pandemia en marzo del 2020 (de los primeros en caer), que siempre me decía: Enrique, empiezas a morir el día que no tienes objetivos para el día siguiente y a mí, todos los días, me faltan horas para hacer todo lo que diseño para mis actividades de cada día.
EliminarUn fuerte abrazo, poeta enamorado.
Escribir y leer siempre es mágico. Te mando un beso.
ResponderEliminarSe acaba haciendo tan necesario como respirar, amiga Judit.
EliminarFeliz lunes, escritora.
El buen hacer de tu madre acompañado del tuyo se ha vuelto una compañía que día a día añade calor a la vida, Enrique.
ResponderEliminarGracias, Maia, eres muy amable.
EliminarUn fuerte abrazo,
Vivo a 600 km de mi hijo. Nos vemos poco porque sus circunstancias laborales no lo permiten. Trato de aprovechar al máximo los días que nos vemos.
ResponderEliminarEntiendo a tu madre.
Un beso.
Unas circunstancias que con el mundo global se acentúan cada vez más, Ilduara. Yo a los 29 decidí marchar con toda mi familia a cuestas a vivir atendiendo mi vida profesional a 550 km de la casa de mi Madre. No la vi morir, aún lloro esa circunstancia.
EliminarUn fuerte abrazo,
Creo que el disfrutar la vida es también un aprendizaje. Es entender que hacer lo que a uno le place y en le momento que le place sin importar que tan grande o pequeño es eso que uno/una quiere, eso es disfrutar de la vida.
ResponderEliminarEntonces creo que el problema para ciertas personas no es tener descendencia para sentirse acompañados sino tal vez sea no tener expectativas de vida, ganas de hacer y gustos personales a cumplir
Por ejemplo: leer, caminar, pintar, ver películas, mirar el cielo y buscar nubes con formas, viajar, bailar, juntarse con algún amigo o amiga etc etc etc. Siempre hay "un roto para un descocido"
¡Qué tengas unos días estupendo amigo querido!
Va mi abrazo
Gracias, dulce Lu. Tengo algunos amigos que no tuvieron descendencia y sus hermanos les quedan a más de 600 km de donde viven. Tan felices.
EliminarUn abrazo, viajera.
Enrique, sin leer y escribir siento que me falta el aire. Por eso escribo febrilmente. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEsa es una gran virtud, Carlos Augusto, además, tú escribes de maravilla.
EliminarUn fuerte abrazo.