domingo, 14 de junio de 2009

Llegó el verano a Playa San Juan pero Cohonesto sigue allí.


14 junio 2009: 

Como cada año, una semana antes de la fiesta de Hogueras, empieza el verano. Se ha mezclado el Corpus, el sol y las ganas de mandar todo a tpc. La Gamba, ese magnífico y revitalizante Bar-restaurante que está en la Plaza del Tranvía, en Miriam Blasco, está todas las noches a tope. Es el primer síntoma de la crisis y el dicho ese, tan valenciano él, de "folleu, folleu, que el mon s´acaba".
Hoy en el quiosco ya no quedaba ejemplar alguno del Hola, -¿Te lo traigo mañana?-, me pregunta mi viejo amigo el quiosquero, que es una mezcla de hombre del tiempo y hooligan del Hércules. Él si sabe de casi todo y no esos de las tertulias mañaneras que no tienen NPI, o por lo menos eso es lo que me dice todas las mañanas de los últimos quince años. ¿Te quedan revistas?, no muchas, me dice mi amigo el metereólogo matinal.

La iglesia de la Playa estaba llena, parecía la Plaza Oriente de otras épocas, hay un altavoz en la calle para que la gente pueda sentir el culto sin que sufra ninguna lipotimia. Yo me paro a veces en ella para descansar, cuando no hay mucha gente, no tiene aire acondicionado, pero se está de PM.
Los coches aparcan en Mercadona de Av Las Naciones, para ir a la playa andando. Para los que no lo sepáis, es como ir al Bernabeu y aparcar en El Prado. Ya no hay sitio mas cerca. Los coches llenos de niños llorando, llenos de pañales y de ilusiones truncadas por culpa de ellos, buscan un hueco donde vomitar todas sus necesidades de ocio dominical. Paran en doble fila, casi en la mar, al lado del paseo, bajan todos, dejan las sillas las bolsas y los niños con la que los organiza, mientras él se quedará allí, jodiendo a todo los coches que pasan por el estrecho margen que ha dejado el muy padrazo, esperando, suplicando mas bien, que algún propietario de coche cercano desista de tanto sufrimiento y se vaya.
Ya en la playa, la gente se pelea por el espacio en primera línea de agua. Tienes que ir con cuidado, por muy temprano que aparques tu silla en la primera línea, tienes que exagerar, hay que ponerla dentro del agua, casi, ya sabéis lo que la gente de hoy piensa con el modo de vida a seguir; yo primero, y así lo hacen, se te ponen delante siempre, a veces incluso dentro del agua. Ojo con ello te pueden clavar la lanza de la sombrilla en un pie sin que lo sientas, pues el calor te atonta tanto, que es como si no estuvieras allí ya. Las toallas son el ejemplo de como administran el turno de cola las señoras regordetas llenas de fatiga y sudor en los mercados. Se colocan al lado, sueltan la toalla en el suelo y la van colocando encima de tu pie, de tu bolsa y de tu periódico al grito de; "hay, perdone Ud, es que con los niños ya se sabe".
No puedes mas, te vas al agua y después de atravesar la primera línea llena de gente con rara cara de placer y desenfreno vaciando sus vejigas, te metes en la zona medusas y bolsas de plástico, pero coño, allí, al menos, se está fresquísimo. Que placer.
Vuelves a tu silla y encuentras un niño sentado y una toalla delante de ella, el vecino ha cogido el periódico, el niño de la de atrás te da con la pelotita cuando decidías sentarte, nadie se inmuta. Cariño: ¿nos vamos?, pues no amor, no, simplemente, nos echan. Volveremos entre semana que es cuando mi playa es la mejor playa del mundo, la de la cervecita con aceitunas al ir a hacer pis al Casa Domingo, al de los mejillones con "picaeta" del Popeye, y al sentir magnifiscente de sus olas y su precioso horizonte.
No habrá visión mas reconfortante que la de poner el culo mirando a Cuenca, los pies enterrados en la arena, justo en el lugar donde baten las largas olas de mi playa, brazos en jarra y la mirada puesta en el horizonte, en el mágico horizonte de la Playa de San Juan. No hay nada mejor, en este mundo, claro.
Pero al subir veo a mi amigo Cohonesto. ¿Que quién es Cohonesto?, pues es mi árbol favorito. Es ese árbol que está al lado del quiosco de la playa, y que el vallado de la parcela donde vive tenía su traza por encima de su tronco. ¿Que como se salvó? Pues no lo se muy bien, pero el vive allí gracias a que alguien con un sentido integral de la vida mandó interrumpir la construcción de la valla en ese trocito que ocupa el tronco y desvió la protección de acceso a la finca para que Cohonesto pudiera seguir viviendo, alguien que sabe muy bien el sentido y significado de la palabra cohonestar. Ana Frank llamó confortante a su árbol, y yo le he puesto el que tiene. Así somos, signos y señales que dan forma a nuestro sentir y que nos ayudan a no olvidar.
Que tengáis un feliz domingo.

2 comentarios:

  1. Un divertido relato sobre lo que es un dia de playa en temporada alta, si señor... Muy entretenido tu texto.

    Un saludo. :)

    ResponderEliminar
  2. Gracias Antonio. Esos relatos, como decía Gandía, son verídicos. Eso es lo peor

    ResponderEliminar

Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023

https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/