martes, 21 de julio de 2009

Una dulce y tempranera mañana de julio en una Playa cualquiera


21 julio 2009: 


Ha habido suerte, la plaza de minusválidos hoy no está ocupada por algún despistado caradura habitual.
Sorteo el semáforo verde con mi silla, mi bolsa, mi teléfono y mis ganas de playa.
Piiiii, pasa el tranvía a toda leche y, la verdad, veo que la comunión entre pueblo, ciudad y tranvía es total. Nadie se inmuta, pero a mi me parece un milagro, me refiero a que me parece un milagro que aquí no haya accidentes con esto del tranvía tan integrado en la city. Claro que lo que ahora me parece una barbaridad, no me lo parecía hace unos 45 años cuando saltaba del tranvía en marcha en la curva de la barcelonesa calle Industria esquina Dos de mayo. Pues si, eso será lo que pasa, que ahora lo veo con ojos al borde de la catarata.
Piiiiiiiiiii, suena el teléfono, es un mensaje, me paro, leo y resulta que es el Twitter
con el Vidal y El fracaso de las redes sociales. Me vuelvo para maravillarme con la visión del edificio Tobago y pienso que este edificio pude haberlo construido yo cuando era contratista, allá por el 80 y no pude llegar al precio que me pedían.
Arranco otra vez, hay 2 toallas donde mas tarde habrá tres o cuatro millones de ellas. Me siento dos minutos para tomar aire, me pongo el mp3 del teléfono en los aturdidos óidos y salgo a caminar. Perfecto, consigo cazar Radio Villajoyosa y Elche, la de Alicante no se por qué nunca se oye aquí en la playa. Tras miles de “holaquetal”, (cuanta razón tiene mi Maribel cuando dice que en Alicante hay que ir pulido y afeitado hasta en la playa), me voy hasta Las Lanzas por la arena, la cadera se destroza Enrique, me dice siempre Benito, cuando andas por la orilla, andas de lado y la cadera sufre, pero yo ni caso, allá voy.
La vuelta, eso sí, la hago por el paseo. Es mas emocionante, unos tres mil grados a la sombra te atacan sin piedad, trozos de vidrio en el pavimento y un millón de bicicletas que te pasan tan cerca, y con tanta intimidad, que alguna vez te dan algún golpe, como le ha pasado a una anciana de mi edad que por allí estaba batiendo el record de velocidad de arrastrar carro de nieto a toda leche también, como el de la bici. La “Ostia” que se han dado ha sido mas aparatosa que efectiva. ¿Nadie va a parar a estos gañanes?, decía la tal abuela que sería de Madrid pues hablaba un castellano muy culto, -¿Señora puede andar?, le pregunto, sin que haya respuesta, la señora lo que quería era matar al de la bici que contra todo pronóostico no tenía los criminales 14 años, tan de moda estos días, resulta que el individuo tendría unos ..., como yo, mas o menos. Me voy e allí, como de costumbre, nadie se escucha y ya veo un guardía urbano con una bici que se acerca sin saber lo que le espera. No me cambiaría por él, bueno, ni por nadie.
Paro en uno de los pocos WC públicos que funcionan en la Playa Muchavista, pero hoy resulta que no va, voy al siguiente y lo consigo, hago mi "pis", sigo a toda marcha pisando mis cristalitos hasta que llego a La Ponderosa, entro con cara de querer algo y una señora muy amable me dice con cara de lástima, al fondo a la derecha, ¿Qué?, digo, ¿va al aseo?, me dice la simpática señora de la barra, pues mire, digo yo, pues no, uff, expresa, una birra sin alcohol. Gracias.
Salgo me voy hacia la orilla y me acerco a mi zona, ya son casi las once, allí está esperándome mi reina en su trono, terminando El Extranjero de Camús y poniéndose de un moreno que da gusto verla. Beso, me siento y digo; Joder, esto es vida tío, ¿verdad?
Pues ahora a leer hasta las doce.
Playa Muchavista: Es la Playa que continúa hacia el Norte a la Playa de San Juan en Alicante, sin apenas notarse la diferencia.


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