Una ciudad vacía sin ti.

03 enero 2010: 

Eso es lo que parecían decir ayer los escaparatistas de la calle Gerona cuando a las once de la mañana aún nadie se había decidido salir a comprarlo todo. Claro, es que se lo saben, aquí las rebajas no empiezan hasta el 7 y no hoy, como en Madrid o en Murcia.

Pero nada resultó más agradable ayer que pasear sin nadie que te pisara los pies o te echase pipas en los bancos de “La Montanyeta”. Todo era precioso y hasta resultó emocionante.

En la Cafetería del Corty de Soto, un inglés estaba echando fotos al paseo y a la enorme belleza que representaba la vista de su arboleda y sus bancos vacíos. Qué momento más extraordinaria supone mirar por las grandes vidrieras que ofrece esa cafetería, si además tienes la suerte de hacerlo cogiendo las manos a quién más quieres en el mundo. No hace falta palabras, solo mirar la belleza que se te ofrece y nada más.

Por las calles no había ningún motorista saltándose los semáforos en rojo ni coches tocando el claxon al ritmo del inicio del verde. No había cola en el panadería y en los bares podías pedir un café al primer intento. Las plazas de aparcamiento para minusválidos, increíblemente, estaban vacías. Incluso algunos establecimientos estaban cerrados por ser, el día, un día estúpido. Ni es festivo, ni todo lo contrario, es un día “com cal”, un día para ser disfrutado, para pasear dulcemente del brazo de tu amada por todos aquellos soleados lugares que tantos recuerdos te traen y que tan buenos olores y vistas aportan a tu alma vencida por la tristeza que produce saber que eso ya no es lo común ni lo normal.

La vida sigue, pero el día de ayer, ese ya no me lo quita nadie, eso fue un regalo de Año Nuevo para guardarlo entre las sábanas de mis recuerdos, pues, por un momento, y mientras tenía la vista puesta en la arboleda del paseo, pensé que nada sería lo mismo sin ti.

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