Hablaba esta mañana de economía con un viejo amigo y ………, acabamos con, y como, AENA.

04 enero 2010: 

Andaba yo por en mis cosas del “intentar hacer una inversión de las que valga la pena” y me he encontrado a Manuela, una joven veterana comercial del mundo de la Información, bueno, más bien ha sido ella la que me ha encontrado a mí.

“Es Ud D. Enrique ……” y tras un largo e impresionado vacile por mi parte, (diré que Manuela siempre ha estado de un extraordinario y llamativo buen ver), y he dicho; pues sí, ¿quién eres? Luego se quitó las gafas y me miró con cara de quién ve a aquél del que solo quedan las cenizas. La reconozco, abrazos, cantos y lloros por el recuerdo de tiempos pasados felices y un “hastaluego” que me ha sonado a no sé si te volveré a ver de lo mal que te veo.

Ella seguía como siempre, de un ver extraordinario, pero yo, ¿Cómo estaba yo? Me he tenido que ir a las fachadas de El Corte Inglés de Soto, para usarlas como espejo para reivindicar a los de mi especie y edad. Hasta me he dicho: “Oye no estás tan mal, podías estar peor”.

A continuación, bajando por Soto, me encuentro a un viejísimo amigo, economista él, del que recuerdo sus conferencias ilustres, divertidas y aleccionadoras. Hemos “repasado” a todo el que asoma la cabeza dentro del mundillo de los titulares de prensa, y hemos concluido que esta Spain tiene difícil arreglo si no se anima el personal responsable de la cosa productiva a plantearles a los del frente productivo, que debemos hacer dos cosas como única salida a nuestra crisis industrial, cuya causa no es otra que la del bajo rendimiento del españolito laborante:

1. Aumentamos el rendimiento

ó

2. Bajamos los sueldos

Hemos puesto el ejemplo de AENA que siendo la empresa europea que más caro vende sus servicios es la que más dinero pierde en su sector.

Como quiera que recuerdo a mi amigo como un tío sincero, por encima de todo, le he preguntado que como me encontraba, una vez le he contado lo de mi encuentro con Manuela, y me ha dicho: “Enrique; te veo como veo a AENA, sin un duro, sin un músculo sano, pero viviendo de PM y como si nada pasase” – y luego, ante mi cara de asombro, ha apostillado; “Que te veo muy bien hombre, no hagas caso a nadie, yo hago lo mismo, no me preocupo por nada, como todo el mundo”.

Y con una nueva moral me he ido mientras mi amigo marchaba Paseo abajo con su largo y lento caminar.

Pensando en él, no sé muy bien cómo, he llegado hasta aquí oyendo a Pavarotti ….

enriquetarragófreixes