Dormir bien, ¿es una cuestión de conciencia, o es muy simple y solo basta con sentirse cansado?

20 febrero 2010

He tenido que andar casi dos horas y meditar mucho sobre lo de encontrar soluciones a mis virtuales crisis existenciales, al amparo de un calamar plancha y una cerveza Cruz Blanca de lujo para ello. No ha sido en vano, y no me refiero al enorme esfuerzo emocional que debes soportar para resolver la recolocación y sumisión de las “neuras” virtuales, me quiero referir al cansancio que provoca la dura labor de incentivar y descubrir algunas tendencias vocacionales indescubiertas en aquellos que te quieren escuchar. 

Ese es un cansancio que te lleva al camino de la excitación que deben soportar los ángeles cuando recuperan del pecado a un ilustre e insigne pecador. Todo mi esfuerzo será recompensado si solo uno de ellos ve la luz del camino. 

Estas curiosas, y no se si aberrantes, manifestaciones quasi bíblicas, tienen mucho que ver con ese cansancio, aunque sea en sentido figurado, como es mi caso hoy. 

He tenido la suerte de compartir espacio, algo tutorial pero solemnemente profesional, con tres alumnos del Máster del Ladrillo, al que me gusta acudir cuando me llaman, y he comprendido que el cansancio, solo puedes manifestarlo cuando se produce ese necesario nivel de excitación que se derrama al saber que has conseguido, al menos con uno de ellos, lo que te habías propuesto.

El cansancio, solo es admisible, cuando logras los objetivos que te propones u obtienes un avance, por pequeño que sea, en tu dura batalla con el quehacer diario, lo demás es agotamiento y falta de salud profesional. De nada sirve agotarse si ello a nada conduce.

Hoy me siento tremendamente cansado pero no tengo ni una simple micra de agotamiento, pero, además, mi conciencia se mantiene en el lugar donde la dejé el mismo día que me propuse anteponer la deontología a los dolores de mi ombligo. Eso pasó en el 69 cuando me dieron ese precioso título de AT, antes Aparejador.

Este post va por ellos, por los que han decidido seguir apurando sus posibilidades profesionales por encima del creciente desánimo que pudiera convertir en víctima a todo el que se deje arrastrar por la mas que aparente y cruel situación económica actual. Va por todos ellos y porque sepan seguirlo haciendo, aún y soportando las crecientes dificultades que el sector del ladrillo deberá seguir sufriendo en los próximos y largos meses que nos esperan.

..

enriquetarragófreixes