15 febrero 2010
Llevo un buen rato aquí sentado, digiriendo la triste noticia que me acaba de dar Sebas, uno de mis ángeles de la guarda y sobrino de Juan.
Recuerdo cuando al principio de los 80 me tocó llevar adelante las obras de las alicantinas Plazas Nueva, San Gabriel y Los Ángeles con él y con Manolo, (el Beltrá). Fue un tratado de como debe llevarse la relación entre Constructor y Técnicos de la Administración. No había reunión sin polémica y sin discusión por cualquier tema. Duras relaciones pero siempre llegábamos a un acuerdo.
El que de verdad se fajaba con él era Pedro, (el Torres), que luego acabó siendo compañero de Juan, y que ahora también estará con él. La relación con Juan era tremendamente personal y encebollada, es decir, muy farragosa y entretenida. Te hacía trabajar como nadie para justificar las cosas y los precios. Juan era un chico de Ley, duro como LMQLP y aunque era tremendamente obstinado también era tremendamente humano. Si, además, tenías la suerte de tenerlo en tu equipo de fulbito, pues bien, pero si lo tenías enfrente, la cosa de la integridad física peligraba inmediatamente a la que te acercabas a él. No he visto tío mas bruto jugando al fulbito, decía el Taixes, otro de los que ya está esperándome.
Hacía un millón de años que no lo veía pero lo reencontré en una fiesta de su guapa sobrina Mara en mayo del 2008. Estaba fenomenal, delgado y hasta un poco guaperas. Lo vi, como siempre; discreto, atinado y muy tranquilo. Pero hace solo unas semanas, Sebas me alertó de lo que le estaba pasando, de que estaba inmerso en un combate con su salud que le había dejado en la piel, pero manteniendo intactas todas las esperanzas de éxito, según su modo de pensar habitual.
Cuando alguien al que conoces bien se va, crees que algo tuyo también se va con él. Ya son muchas las veces, en los últimos años, en que algunos amigos y compañeros se han empeñado en marcharse sin esperar al resto. A todos les tengo dicho que me esperen en el bar ese que hay en la primera curva subiendo al cielo, ya deben estar un poco apretados, pero estarán bien, o eso me dicen siempre, pero la inconformidad es algo que no puedo evitar, ni ahora, ni nunca. Aunque quizás sea, también, por eso que siempre me apunto al fondo de la frase de Malraux cuando dijo aquello de: “Todo hombre se parece a su dolor”
Se ha ido Juan, Juanito, (el Utrero), ese chico de Ley, al que muchos teníamos en doble estima, la profesional y la humana. Descansa en paz y como quieras hacerlo Juan, te lo mereces.
Gracias Enrique
ResponderEliminarGracias por tus palabras atinadas para mi tio, soy su sobrino Paco, de verdad gracias
ResponderEliminarmuchas gracias! precioso!!
ResponderEliminarTus palabras no han podido ser más certeras. Me ha costado escribir, pero al final nome he podido resistir. Un millón de gracias.
ResponderEliminarsebas