15 febrero 2010
Leía anoche todo un precioso poema sobre economía, en el que se justificaba la inevitable presencia de las crisis en nuestra precocinada metodología de vida occidental, porque el consumo y el consumismo campan en lo mas alto del campanario de las evidencias de nuestra coexistencia.
Tras un largo devenir por sus ilustres, pero sencillas, definiciones, en el que lo científico no tenía gran protagonismo, ADG, acabé dándome cuenta que el verdadero protagonista de la crisis es el mismo que protagoniza su final. Una cosa es que algunos interesados fomenten los desmanes que las provocan, hablo de las Crisis, y otros son los que se dejan atraer por sus curvas o por su alargado aspecto y que, al fin y al cabo, son los que las consumen, y me sigo refiriendo a las Crisis.
Claro está, cuando ya no podemos salir adelante sin consumir, sin salir de copas, sin las cenas de los sábados, sin las noches en la nieve, sin cambiar el 4X4, sin renovar el iphone, sin las madrugadas en el Spa, manteniendo el pc portátil aunque tenga tres años, sin la otra y sin tantas y tantas cosas que hacen que nuestra vida sea merecedora de ser vivida, ¿entonces que hacemos? – Pues entonces leo que la gente empieza a enterarse de que ya no puede gastar, que hay que decirle a los niños que no se le puede cargar el móvil, que los colegios del Ayuntamiento igual no son tan malos, que los menús de 9 € son tan buenos como los del Manolín, que en las rebajas se compra mejor y lo mismo, que fumar es un vicio caro y por eso lo dejo, que mejor andando que en coche, y especialmente, nos hemos enterado del valor de las cosas, vamos, que no las regalan y eso no es, exactamente lo mejor, lo que si es tremendamente saludable es que empezamos a pasarle a los de nuestra dependencia ese mismo mensaje - ¿Qué cual es? – Pues ese, el de que solo puedes gastar aquello que te ganas.
¿Y entonces qué coño pintan los políticos y otros ausentes en esto de la crisis? – Pues parece que no tanto como ellos se creen, pues leo que lo de la repetida y refreída Crisis, si en algo mejora nuestra salud económica, lo es gracias al esfuerzo de los consumidores, de los que ya no gastan mas que en lo realmente necesario, de los que han hecho un nuevo taladro en el cinturón de su economía y eso, precisamente eso, es lo que nos acabará devolviendo a la vida natural, no a la que teníamos, pero si a la que nos permita vivir como merecemos, es decir, valorando lo que tenemos y sobretodo, lo que hemos perdido. Quizás la misión de los que gobiernan y de los que nos insuflan conocimientos sobre la cosa sea, tan solo, (y que no es poco si lo hacen bien), la de marcar las pautas y administrar los instrumentos.
Y entonces, de que se trata: ¿de subir o de bajar los impuestos? – Pues mira, eso no lo pone, a lo mejor es que no importa, ¿o sí? – A lo mejor es por eso que no es posible un pacto entre gobierno y la oposición. Y es que eso de la economía es muy complicado, o por lo menos lo es para mi, que el inglés lo estudié ya de mayor y me lo aprobaron por curso. ¿?
Pero concluyamos. Me pregunto: ¿Y como no sabía yo eso, con lo listo que soy, y he tenido que leerlo para enterarme? - Pues mira, como diría mi amigo Rafa, el Básico, o mi amiga Begoña, la “nueva Guevara del mundo profesional”, no pienses tanto, esto es muy sencillo; bienvenida sea esta crisis si con ella se recuperan algunos valores perdidos y con ello se regenera la creativa empresarial y profesional de nuestros “nuevos y viejos divos”.
Entonces no perdamos tiempo, vamos a por ello sin demora.
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