12 febrero 2010
Una enorme satisfacción es un sentimiento que no siempre puedes echar en el saco de las indiferencias. Hoy me he tomado dos cafés con dos excompas. Una es un pedazo de señora que, además, se está poniendo para que los del género unineuronal le echen los tejos de su oculta intelectualidad y otro es ese sesentón de aspecto juvenil que si no fuera por su oculta pasión a cuidarse, se le vería peor que a mí.
Pero NO, ambos están para comérselos y la verdad es que lo de Begoña, que como he escrito, se ha puesto para que se la miren con malos ojos los de la deficiencia neuronal, y los que aún nos queda solo un poco para ello. Fernando está de dulce, menos sentenciador que de costumbre, pero tiernamente herido por las malas praxis de los que organizan las cosas de los RRII de su ex, la hoy Metromala, pero dispuesto a morir matando por su honor.
La gran, y muy agradable novedad, es la renacida relación con nuestro ExCD que está dispuesto a apoyar a Fernando hasta donde llegue la verdad, que es de lo que se trata.
Una buena mañana cafeteriana y muchas cosas aprendidas. Lecciones magistrales de Begoña, sobre innovaciones ocupacionales y de negocio, han abierto y colmado mi parte del pastel de las excelencias de hoy. Siempre que estoy con ella, se me enamora el alma.
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