domingo, 25 de julio de 2010

El sexo que viene


Imagen: Damian Kłaczkiewicz

25 julio 2010


Lo mejor de tener la mayoría de edad, y me refiero a lo de empezar a tener mas edad que nadie, es que puedes escuchar a todo el mundo y en cualquier lugar, sin tener que demostrar nada, nadie quiere competir contigo, bueno, nadie NO, si todavía almacenas algún nicho de poder, entonces pues SI, pero bien, dado el supuesto uno la cosa es maravillosa. Nadie te aplasta las conclusiones. Los más educados te miran con cara de “cuando coño va a terminar el tío ese con el dichoso asunto de la moral perdida con lo golfo que ha sido”, y los otros, la mayoría, pues te ignoran, simplemente pasan de ti, pero no es que lo hagan conmigo, especialmente, es que son así, lo hacen con todo el mundo.

Antes echar un polvo era cosa de dos, ahora eso es como mínimo. Llegar a eso era como si ya te hubieras casado, o casi. Así andaba mi amigo el “Moralinas” la otra noche, el cual, a sus 66, está como un toro enjaulado, y digo toro y no león u otra cosa, porque es como se siente desde que su mujer, hace 15a, lo dejó por uno más joven y desde entonces no da pie en bola. “Ese niñato la acabará dejando y entonces ella me pedirá de rodillas que vuelva y yo le diré que NO” – Ese rollo, por razones obvias, mi amigo el Moralinas ya no lo cuenta. Claro que lo que a él se le olvida contar, siempre,  es que él, en un Congreso de médicos en Madrid, hace ya 20a, se lió con una de las secretarias de la organización y desde entonces y hasta que se convirtió en un toro, lo digo por lo de la cornamenta, él se pasó viajando a Madrid cada semana, que era la frecuencia con la que le convocaban a los intensos Congresos Médicos,  desde entonces.

El Moralinas no es una excepción, la mayoría de la gente que nació antes del 50, piensa que la mujer y el sexo es lo mismo y que una mujer honrada, pues pierna quebrada y en casa aunque ellos sean unos puteros de órdago y a mucha honra, como debe ser. Pero claro, el espécimen en cuestión, la otra noche, se me acojonó cuando la joven boliviana, que es enfermera por horas de no se qué hospital de la zona de Elche, le hizo tres regates al ritmo del Paparamericano y él nos dijo: “A esta me la voy a ligar”, pero no hubo diálogo pues ella al instante le dijo;”¿Nos vamos león?” – Estaba perdido: “Tío a mi me gusta primero dar unos pases antes de entrar a matar, a estas tías de ahora son todas unas puras cachondas. No puedo tío, no puedo, así no puedo”.

La decepción del Moralinas es propia de una generación que se ha quedado obsoleta, mas golfos que la madre que los parió pero no entienden que el enemigo se allane cuando vas a por él – No quise darle el disgusto, (mayor aún del que llevaba), pues no sé que le hubiera dado si le hubiese contado que la Boliviana, previamente a los regates del Paparamericano, me preguntó si él todavía ejercía y yo le contesté que SI y que estaba de director en no se qué hospital de La Marina. Amor, puro amor, así es el sexo que viene.



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