31 julio 2010
Las comidas con los amigos veteranos, siempre son una fuente de realismo y de comunicación suprasensorial que por esperada, siempre sorprende.
En mi comitulia de ayer, unos de los comensales apuntaba que uno de sus hijas, Ingeniera de Caminos, que trabajaba en una Consellería en Alicante desde hacía ya dos años en ese tipo de empleo, que siendo contratado, sin plaza, acaban, al cabo de muchos años, o varios, siendo funcionarios de clase, pues digo trabajaba porque la muchacha, a sus 32, ha decidido dejarlo porque su trabajo en esa oficina ni era creativo, ni le aportaba nada a su CV, ni a su formación. Pero siendo eso importante, la cuestión de mayor peso para la toma de tal decisión la constituye el que su jefe, un veterano ICCP, no sabe mas que ella, según le dijo, ella misma, a su padre.
Mi amigo, el comituliano, y todos los demás no hemos atinado a hacer comentario alguno, pero para aclarar las cosas diré, en nuestro descargo, que cuando yo era aún un incipiente aparejadorcito, allá por los setenta, un querido y viejísimo profesor de economía aplicada, en una de esas extrañas conferencias a las que uno asiste cuando es un neoprofesional, se empeñó en explicarnos el significado de la palabra Resiliencia y desde entonces, desde que aprendí lo que quería decir, la instalé en el vestuario de mis comportamientos.
La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados.
Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad
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