BMW-Fersan, San Juan, 09:30 h. "Tendrás que dejar el coche, Enrique, hay para rato" - "¿Le pido un taxi?" - No, gracias, mi mujer me ha dicho que ande. Y ahí, por chulo, ahí empieza mi aventura de hoy.
Me voy al hospital a buscar el 23 que me dejará en Luceros. Zas, mala suerte, me arrastro, pero no llego a tiempo, está saliendo uno y se me escapa pues me acuerdo de mi Santa: "Enrique, no corras y cuidado con los semáforos que entre la sordera y tus habilidades ....., no vayas a caerte"
Veinte minutos al sol con añadido folclore popular y al final me meto en el 23. La tarjeta me cobra dos veces por inexperto. Codazos para subir y los asientos copados como en el cine de los domingos. Pues nada, toca ir de pie. Los sentados son todos jóvenes, menos uno o dos ancianos de mi edad. Fotre, arranca y ya empieza la inesperada fisioterapia de hoy. Tirones giros a lo bestia y conducción deportiva hacen que tenga que agarrarme a dos barras como un mono y dale que te pego a mis musculitos mientras pienso que me voy a matar.
Lo peor: En el primer paro sube una mamá con dos niñas de 3 y 4 años, + -, y ante la sorpresa mia, nadie se levanta, al final uno de los ancianetes de mi edad se levanta entre proclamas de qué mierda de juventud tenemos y se queda a mi lado invitando a la joven mamá a que siente a sus niñas, pero lo que hace es sentarse ella. A continuación mi ya amigo, el abuelete, sigue soltando en voz alta y mirando de modo desafiante a los cómodos jovencitos, aquello tan oído de "vaya una mierda de juventud, ¿sabe usted como están las urgencias el domingo noche a las 3 de la mañana llena de niñatos de estos administrádoles la B12?" – Bueno hombre, no tema, no todos son así. Pues no ha parado ahí, me ha dado el viaje.
Lo mejor: El contacto con el mundo real y lo barato que resulta esta fisioterapia para mi.
Y ahora, antes de volver, dejo de emitir este móvil-post porque se me enfría el café que me estoy tomando en el Iruña de mis amores en Luceros. "En agosto cerramos ¿sabe?” - Que pena, un café en Iruña es una gran compensación para tan largo viaje.
Feliz día a todo el mundo, mientras tanto yo ya estoy en ello.
Bienvenido al mundo del peatón, jejeje. Pues has tenido relativa suerte, porque la línea 23 tiene un punto de inflexión que es precisamente el hospital. Alicante-Hospital, una maravilla (sobre todo desde que hicieron la avda de Denia nueva), Hospital-Mutxamel: un calvario. Y viceversa...
ResponderEliminarNo se que se puede añadir a lo ya dicho sobre la falta de valores en nuestra sociedad que se ve reflejado en tantos hechos cotidianos. Suerte a tenido el anciano que áun no se ha levantado el "CANSADO" joven y no le ha mandado a la m*****.
ResponderEliminarCuanto hay que desaprender en está sociedad...
Cansados jóvenes, eran la mayoría. El caso es que ni se inmutan. Pensarán que ese ancianete estaba loco.
ResponderEliminarEKK: La verdad es que el 23 va a una velocidad exquisita, pero al volver con el 21 a la Playa, eso ya es otra historia que solo se define como de "lamentable"
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